No intercambiaron palabra. No hubo ni un cruce fugaz de miradas. Sin caretas. El distanciamiento entre José Mourinho y Jorge Valdano se reabrió después de la goleada al Getafe y ni uno ni otro hicieron ayer el menor esfuerzo por disimularlo durante los actos oficiales para celebrar la reciente conquista de la Copa del Rey.
El martes, el director general blanco aplaudió que Karanka diera la rueda de prensa posterior al partido y, sin quererlo, desenterró el hacha de guerra del portugués: «Hubo mucho ruido alrededor de su figura (Mourinho) y me parece importante que dé un paso al costado y que baje el nivel de decibelios». La reflexión no gustó al técnico, que no tardó en responder. «Valdano es portavoz del club, pero no de Mourinho y se equivoca rotundamente. Se prepara para hacer ruido en el momento oportuno», afirmó Eladio Paramés, portavoz del luso.
Solo unas horas más tarde el entrenador y el director general coincidían durante la visita al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para ofrecer la Copa del Rey a los madrileños. Cumplieron con el protocolo, pero mantuvieron en todo momento la misma distancia que les separa desde que comenzaran un particular pulso que arrancó antes de que Mourinho estrenara el chándal blanco.
Firme defensor del juego de toque, del fútbol ofensivo y alegre, Valdano había publicado varios artículos criticando el estilo de un entrenador que su presidente eligió, años después, para emprender el camino en busca de la décima Copa de Europa. «Es un carisma andante —en referencia al luso— que no sabe muy bien lo que representa. Guardiola es distinto. Simboliza una idea que algunos defendemos». Este y otros comentarios quedaron grabados en un Mourinho que perdonó, pero no llegó a olvidar nunca a pesar de una conversación con el argentino cuando llegó al banquillo.
La temporada ha estado salpicada de encontronazos y el vivido el martes es sólo el último. El ataque del entrenador a Preciado por su alineación en el Camp Nou; el folio mostrado por el luso después del choque de Liga ante el Sevilla con los errores arbitrales sufridos; o la guerra por el fichaje de un nueve deterioraron aún más una relación irreconciliable. Tanto que Valdano tuvo que dejar de viajar con el equipo por petición expresa de Mourinho a su presidente.