Francisco Verdú es desde ayer el hombre de moda en las finanzas españolas. Hasta ahora vicepresidente de Banca March, ha sido nombrado consejero delegado de Bankia, cargo desde donde deberá llevar a buen puerto la operación financiera más determinante para el futuro del sector: la salida a Bolsa de la primera caja de ahorros de la nueva hornada. El nombramiento de un número dos para la caja era una vieja demanda de los mercados de cara al próximo estreno bursátil. No hay que olvidar que Bankia nace de la integración de siete cajas de ahorros —además de Caja Madrid y Bancaja se unieron al proyecto las cajas Insular de Ahorros de Canarias, Laietana, Ávila, Segovia y Rioja— por lo que su transformación en banco lleva aparejado un intenso trabajo de gestión, tanto del negocio como del propio equipo.
Precisamente Verdú (Alcoy, 1955; licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Alicante y MBA por la Universidad de Chicago) acumula una experiencia profesional de más de treinta años en banca comercial y ha vivido en primera persona desde el grupo Banco de Vizcaya-BBV la integración de las entidades que formaron el grupo Argentaria (Caja Postal, Banco Exterior, Banco de Crédito Local).
Esta es una de las cualidades que ayer destacó Rodrigo Rato, presidente de Bankia, de su nuevo fichaje: «a lo largo de su dilatada experiencia en algunas de las principales entidades bancarias españolas, Francisco Verdú ha demostrado una extraordinaria capacidad para integrar equipos y redes bancarias y un rigor ejemplar en la gestión de riesgos». Por su parte, Verdú dejó clara su apuesta por el proyecto «ganador» que ahora tiene entre manos, pues está basado en «una red sólida y un magnífico equipo».
El adiós de Banca March también estuvo cargado de agradecimientos hacia Verdú, que ocupa cargos de responsabilidad en el banco de la familia March desde hace más de quince años. Si bien, en el mercado se da por sentado que la entidad con sede en Mallorca no buscará recambio. «Ya hay dos vicepresidentes», afirman.
