El paro continuará creciendo inexorablemente en España y no descenderá a los niveles de 2007 hasta 2026. La causa: el retraso y el carácter limitado de unas reformas gubernamentales que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lleva una larga década recomendando, en vano, para intentar conseguir el cambio de modelo de producción de una economía empantanada, que no termina de salir de una «burbuja inmobiliaria» muy anterior a la crisis económica mundial.
Esas son las previsiones de la OCDE para España en su último informe semestral sobre las perspectivas económicas internacionales. El estudio utiliza un lenguaje técnico y diplomático para «hundir» al gobierno español. Pero todas sus informaciones pueden leerse como «palmetazos» apenas velados, ante una situación que la organización lleva años denunciando y advirtiendo, sin ser escuchada por el Gobierno español.
A corto plazo, la OCDE subraya que el paro ha continuado agravándose durante los primeros meses del 2011. En noviembre, la organización hacía una previsión del 19,1%. Durante los últimos meses, esta estimación ha aumentado al 20,3%.
Las perspectivas a medio plazo vuelven a empeorar. En noviembre, la OCDE había previsto que el paro podría bajar hasta el 17,4% en 2012. Revisados sus cálculos, la organización estima que, en verdad, el paro seguirá afectando al 19.3% de la población.
A más a largo plazo, la OCDE estima que la tasa de paro de España irá decreciendo de manera mucho más lenta que en resto de Europa y los países industriales avanzados, para situarse en torno al 14,5% en el cuarto trimestre de 2015. Según la institución, el desempleo sólo se situará en un nivel similar al anterior a la crisis en 2026, cuando la tasa de paro pudiera ser del 8,9%, frente al 8,6% registrado al cierre de 2007.
La crisis tendrá muchos otros rostros implacables: menos crecimiento que los países europeos, menos consumo de las familias y una tardía y penosa salida de la «burbuja», con previsibles nuevas caídas del precio de los pisos y otros bienes inmobiliarios.
Cuando Alemania y Francia pueden esperar un crecimiento del 2% al 3% este año y el próximo, España seguirá sufriendo durante el próximo año un endémico 1,6%. Unas décimas menos, todavía, que las previsiones de hace meses. Para crear empleo sería necesario un crecimiento del PIB superior al 2,5% o al 3%.
Mazazo a las familias
Víctima la economía productiva de la crisis general del modelo económico nacional, las familias españolas seguirán condenadas a reducir su gasto, su consumo, su tren de vida. Cuando la inflación amenaza con crecer, como consecuencia del precio del petróleo, el gasto de las familias volverá a «contraerse», con una progresión irrisoria del 0,4%, cuando en 2010 «todavía» era del 1,2%.
Tras insistir en la gravedad de esas lacras de la economía real, víctima de las reformas pendientes o muy tardías, los especialistas de la OCDE recuerdan que, en la práctica, tal situación también tiene un grave e imprevisible coste en la zona euro, donde las economías «periféricas», como la española, deberán seguir pagando un coste financiero adicional: los intereses de la deuda seguirán siendo altos, víctimas del diferencial con el bono alemán, la referencia obligada. Como es tradicional, desde hace ya una larga década, la organización continúa sugiriendo al gobierno español las mismas recetas: reformar el mercado del trabajo, «racionalizar» el gasto, reducir el déficit. Sanear la economía y cambiar de modelo productivo.







