MADRID
Hoy sabemos que las neuronas, las células del sistema nervioso, se renuevan de forma constante en el cerebro adulto. Que el cerebro es plástico y tiene capacidad para regenerarse. Pero en los años 60, esto solo era una teoría revolucionaria. Ayer el jurado del premio Príncipe de Asturias reconoció el trabajo de tres neurobiólogos que derribaron este dogma biológico. Arturo Álvarez-Buylla, Joseph Altman y Giacomo Rizzolatti fueron reconocidos por sus trabajos revolucionarios del sistema nervioso. Estos hallazgos han abierto una puerta a la esperanza para combatir enfermedades como el párkinson o el alzhéimer.
El primero en apuntar en esta dirección fue el estadounidense Joseph Altman en los años 60, aunque sus resultados fueron ignorados por revolucionarios. Altman inició estos trabajos en Estados Unidos, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y prosiguió en la Universidad de Purdue. Ayer recogía «con verdadera satisfacción» la noticia del galardón. «Nunca tuve dudas sobre la evidencia de mi descubrimiento. A la ciencia de entonces no les gustaba nuestros hallazgos y optaron por ignorar la evidencia. Además el mejor trabajo científico es el que recibe poco crédito», explicó a ABC.
Arturo Álvarez-Buylla siguió las pistas de la regeneración cerebral emprendidas por Altman. El director del Laboratorio de Neurogénesis de la Universidad de California, en San Francisco, fue el primero en demostrar la existencia de células madre en cerebros adultos humanos. Era la confirmación de que la sustitución de células nerviosas no era imposible. El premio a Álvarez-Buylla es una metáfora de reconciliación de las dos Españas. Nieto de republicanos, recibe un premio de la Fundación Príncipe de Asturias, cuya directora es la nieta del general Sanjurjo, condenado a pena de muerte por la República.