La Fundación Jorge Guillén suma a sus fondos de escritores vinculados a Castilla y León el legado de cartas y algunos manuscritos del poeta Leopoldo de Luis, cordobés de nacimiento, pero que se crió hasta su juventud en Valladolid. El acto protocolario de la entrega del legado tuvo lugar ayer en la Universidad de Valladolid, donde el hijo del escritor, Jorge Urrutia Gómez hizo entrega de los documentos al rector Marcos Sacristán, actual presidente de la Fundación, integra también por la Diputación y el Ayuntamiento vallisoletanos y la Junta de Castilla y León.
Leopoldo Urrutia de Luis nació en Córdoba en 1918 pero con un año de edad se trasladó a Valladolid con su familia, donde residió hasta los 17, cuando se trasladó a Madrid. Al estallar la Guerra Civil se alistó al Ejército republicano, entablando amistad con Miguel Hernández y Rafael Alberti. Una de sus obras más conocidas de esa época es «Romancero», dedicado a la República. Tras la contienda fratricida, cambió su nombre para evitar la represión, algo que no pudo evitar pues estuvo preso y en los batallones de trabajadores esclavos del Franquismo. En la postguerra escribió poemas en revistas como Garcilaso, Espadaña y Revista de Occidente, a la vez que trabajó de crítico y escribió biografías de autores de la Generación del 27, de Antonio Machado y de Vicente Aleixandre, con el que tuvo una larga y profunda amistad. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura por «Igual que guantes libres». Murió en Madrid en 2005.
En el legado, junto a diversos documentos, incluyendo grabaciones de sus conferencias, destacan parte de la correspondencia que mantuvo con escritores como Cernuda, Guillén y Alberti.
Libro inédito
El director de la Fundación Jorge Guillén, Antonio Piedra, adelantó a ABC, que fruto de esta donación y el estudio de su legado en otoño se publicará un libro inédito de Leopoldo de Luis. En el acto de ayer, su hijo alabó la labor de la Fundación Jorgue Guillén, por lo que la familia no dudó en ningún momento en realizar la donación. En la Fundación están depositados los legados de autores como el propio Guillén, Rosa Chacel, Claudio Rodrïguez o Francisco Pino.
