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En plena metamorfosis financiera, en la que ninguna entidad puede firmar que terminará un ejercicio económico tal y como lo comenzó, José María Arias Mosquera (A Coruña, 1953) preside el segundo banco más antiguo de España. Escribir la historia de Banco Pastor despacito, pero siempre con buena letra, es la máxima de uno de los banqueros «de toda la vida» de nuestro país, a quien la «banca social» tan en boga ultimamente no le suena a nuevo. Arias preside también la Fundación Pedro Barrié de la Maza, máximo accionista del banco, cuyo patrimonio se dedica ya desde 1966 al desarrollo social y económico de España y Galicia.
—Esta semana ha sido la peor para España en los mercados desde la crisis irlandesa. ¿Para cuándo el final?
—Ojalá pudiera contestar esta pregunta. Estamos en un entorno de altísima volatilidad dentro de los mercados. Y es verdad que la prima de riesgo ha subido, pero como al mismo tiempo ha bajado la rentabilidad del bono alemán, al menos nuestro coste de financiación últimamente está siendo menor. No cabe duda de que la prima está muy influida por las convulsiones que vivimos por el segundo rescate griego. Estoy seguro de que la aguas volverán a su cauce, siempre lo hacen, aunque para que el proceso sea más rápido debe quedar patente que nuestra economía puede volver a caminar. Aún hay que demostrar que de verdad hemos tocado fondo.
—¿Qué hace falta para ello?
—Lo fundamental es zanjar las reformas de una vez por todas. Hay que intentar por todos los medios que los hechos transmitan credibilidad. Es cierto que las patas más importantes ya están abordadas, como la reforma de las pensiones, financiera, fiscal... pero aún queda cerrar la laboral.
—¿Y cuando se hayan culminado?
—Cada uno deberá concentrarse al máximo en trabajar.
—¿Cómo afectan las dudas sobre España al sistema financiero?
—En estos momentos se nos contempla como a un todo. Estamos tan interconectados los unos con los otros que todo aquello que mejore la economía española, mejorará enormemente al sistema financiero.
—¿Mejoraría también con un adelanto electoral?
—La mejor receta para recuperar la credibilidad son los propios datos de la economía española.
—¿Qué valoración hace del proceso de reestructuración financiera?
—Creo que va en la buena dirección, pero que ha llegado tarde. Las reestructuraciones deben emprenderse en los momentos de bonanza, no en los de crisis. Ahora es más doloroso porque el ajuste es más drástico.
—¿Podría haberse evitado?
—Un reequilibrio era inevitable. Pero ahora el proceso de concentración que se está produciendo implica una reducción muy drástica de la capacidad instalada. De hecho, numerosos estudios apuntan a que el 25% de la red de oficinas y el 15% de los recursos humanos terminará desapareciendo de nuestro sistema al final de la crisis. Y a eso hay que sumarle ola parte que ya se ha hecho.
—¿También en el Pastor?
—Nosotros hemos seguido una estructura muy flexible desde el comienzo de la crisis y ya cerramos las oficinas menos productivas en su momento. Es un proceso concluido.
—La banca es uno de los sectores a los que más puede afectar la nueva regulación que obliga a las empresas en beneficios a asumir los costes de sus prejubilaciones colectivas...
—Yo solo puedo decir que todas las jubilaciones anticipadas que he vivido en Banco Pastor se han hecho con cargo a resultados o a reservas. Es decir, siempre hemos asumido los costes directamente. Y así debe ser. Las empresas deben soportar sus costes.
—¿Qué necesita España, más crédito o desapalancarse?
—El desapalancamiento actual va en íntima correlación con la mala evolución de la economía. Cuando crecíamos al 4%, el endeudamiento era razonable. Pero con crecimientos como los actuales, es normal que el crédito se haya estancado. Y solo volverá cuando la economía crezca.
—¿Cree que una implantación adelantada de la nueva regulación de Basilea puede restringir el crédito?
—En general, las nuevas normas de supervisión que se están planteando en el marco internacional van a a implicar una transformación muy elevada en la forma de hacer banca. No solo de la concesión de crédito. La verdadera revolución del sector vendrá después de la crisis. Cada entidad deberá tener muy claro a qué segmentos se dirige, cuál es su objetivo. Bancos globales quedarán muy pocos, el resto serán entidades muy especializadas en determinados nichos de mercado.
—No es esta la tendencia que ahora vemos en España...
—Sí, pero la veremos. No hay más remedio. Ahora estamos entretenidos en otros quehaceres. Pero una vez terminados, en unos dos o tres años, vendrá este proceso. Nosotros ya trabajamos en focalizar al banco en particulares de renta media alta y en pymes.
—¿Está interesado Banco Pastor en comprar alguna caja?
—Nuestro objetivo es ser una entidad muy rentable, un referente para nuestros clientes objetivo y, sí, crecer, pero siempre dentro de la rentabilidad. Si surge una oportunidad inorgánica que genere valor para nuestros accionistas, indudablemente la aprovecharemos. Pero habrá que examinar caso por caso.
—¿Qué calendario se ha fijado?
—Es básico que primero se aclare la valoración de las cajas. Septiembre puede ser un buen momento.
—¿Piensan en salir al exterior?
—No, el foco está dentro.
—¿Le interesa comprar Bankia?
—No entra dentro de nuestros objetivos. Lo que sí es cierto es que el resultado va a ser determinante para el resto de las entidades que apelen al mercado. Criteria fue un referente. Bankia también lo va a ser.
