Dentro de la talentosa selección que Luis Milla se ha llevado a Dinamarca, solo hay un agujero negro. Frente a las múltiples alternativas que el técnico maneja en todos los puestos del campo aparece la presencia de un único hombre de área, Adrián, cuyo divorcio con el gol durante la temporada ha sido tan evidente que ha terminado por llevar al Deportivo a la Segunda división.
Sin saber a ciencia cierta todavía dónde jugará el próximo año, Adrián pasó página tras el descenso de su equipo. La selección se convirtió en su salvavidas. El refugio donde aguar las penas y encontrar un alivio a su mal de goles, pero su enfermedad se alargó durante el partido inaugural, en el que siguió sin encontrar las redes. Las críticas a la falta de gol de la selección se centraron en él hasta que llegó el choque contra la República Checa y el asturiano sacó a relucir la puntería para lograr dos goles que la auparon al primer puesto de la tabla de goleadores. Su tanto de anoche, con el que España certificaba su pase a semifinales, le confirmó como máximo anotador del torneo, con tres goles.
A pesar de sus tantos, en semifinales contra Bielorrusia, el asturiano deberá demostrar algo más de presencia en el área. Y es que, el delantero apenas ha lanzado tres veces a puerta en todo el campeonato. Máxima rentabilidad para recobrar la sonrisa. La terapia del gol.
