Lloraron como niños lo que no supieron defender como profesionales del fútbol. River Plate, la versión argentina del Real Madrid, descendió a segunda categoría. Los “Gallinas”, como se conoce a los jugadores de un equipo emblemático pasaron a la “B”. La derrota (en forma de emparte 1-1) contra Belgrano de Córdoba, desató la ira de su “hinchada” (forofos) que transformó el campo de juego en una auténtica batalla campal. Durante una hora larga la multitud arrancó vallas, grifos, prendió fuego a un sector del estadio Monumental y lanzó una lluvia de piedras a la Policía y al cuerpo de Infantería.
Ambulancias, camiones cisternas, jugadores escondidos en los vestuarios, público atrincherado para evitar mamporros… La violencia volvió –aunque nunca se fue del todo- al fútbol argentino. La frustración por el descenso de RiBer , con be mayúscula por el descenso, convirtió en una bomba de tiempo a los seguidores de un equipo que, por primera vez en su historia, bajó de categoría.
A media tarde, tras zanjarse el partido, la escena dentro y fuera del Monumental era propia de un enfrentamiento de bandas. Buena parte del público de Belgrano de Córdoba se replegó en las gradas y evitó salir para evitar un choque con “los barras bravas” de River. La victoria, mientras estaban allí, más que amarga fue dramática. No podían celebrar el triunfo pero daban gracias por estar a una distancia prudente de los fanáticos. Sólo cuando las fuerzas del orden garantizaron su seguridad y no quedaba un "gallina" en el estadio el equipo volvió al césped a festejar con los suyos.
El espectáculo en los alrededores del estadio también fue lamentable. Vehículos estacionados fueron pasto de la furia de la turba. Llegaban ambulancias y las peleas entre policías y fanáticos se libraron hasta a puñetazos. Por fortuna, no hubo disparos.
La crónica de la violencia estaba anunciada antes del partido. De hecho, en vísperas del encuentro, se analizó la posibilidad de suspender el encuentro pero, finalmente, fue descartada. River necesitaba encajar dos goles a Belgrano para evitar el descenso pero los cordobeses, un equipo sólido, no estaban dispuestos a ceder un terreno que había ganado por derecho propio.El “estallido” se prolongó por poco más de una hora, tiempo suficiente para que sonara la alarma entre los vecinos del barrio de Nuñez donde se encuentra el Monumental.
El balance de la jornada, una vez desalojado el estadio fue el siguiente. River Plate, antiguo equipo de Alfredo Di Stéfano, vivió una pesadilla doble: El oprobio del descenso y la vergüenza de la violencia. Pero Belgrano de Córdoba hizo realidad dos sueños: Ganar con un empate a River y hacerlo en su campo.
