Nunca Grecia había despertado tanta expectación; a excepción, supongo, de la «época Pericles». Durante toda la semana, informativos, periódicos y tertulias han abierto con Grecia. El rescate de Grecia, las incertidumbres del Gobierno Papandreu, la decisión del Consejo Europeo sobre Grecia… Grecia estaba en el punto de mira de los «rating», bolsas y mercados. Y de Grecia, según parece, pende el hilo de nuestro mundo. Pero si hay alguien absolutamente convencido de que la UE sobrevivirá, es Joaquín Almunia.
—El Parlamento estudia hoy las medidas de ajuste impuestas por Bruselas, y Grecia se juega su porvenir con o sin el apoyo de la oposición.
—Sí, porque el Gobierno griego necesita la aprobación del Parlamento para aplicar un programa de reformas y ajustes muy duros; lo sabemos. Pero esas medidas son estrictamente necesarias.
—Da la sensación de que Europa también se lo está jugando en Grecia.
—El grado de interdependencia, las conexiones de los países de la zona euro son tan fuertes, y los problemas se trasladan a una velocidad tan vertiginosa, que si Grecia no soluciona sus problemas todos sufriremos las consecuencias.
—El mismo presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, ha dicho que si Grecia quiebra, seguramente arrastrará a otros cinco países: Portugal, Irlanda, España e incluso Italia y Bélgica.
—No es cuestión de cinco países nada más. Sería toda la Unión. Y no lo digo como responsable de la Comisión Europea... Sólo hay que escuchar lo que le dijo el presidente Obama a la canciller alemana en su última entrevista en Washington: «Señora Merkel, por favor, resuelvan sus problemas. Porque a nosotros nos va mucho en ello»
—O sea que ahora mismo la situación mundial depende de Grecia.
—Pues sí. Grecia es una economía muy pequeña, sólo el 2% de la zona euro, pero compartimos moneda y los mercados actúan de correa de transmisión. Y nadie está a salvo.
—Sin embargo, la prensa y los analistas, sobre todo anglosajones, están dando por segura la suspensión de pagos de Grecia. ¿Cree que deberíamos echarnos a temblar?
—Esperemos primero que las instituciones y los ciudadanos griegos cumplan con su papel. Si no lo hacen, todos vamos a pagar el precio.
—¿Podría ocurrir que Grecia tuviera que abandonar el euro, por decisión propia o ajena?
—No. Nada impide jurídicamente que un país decida salirse de ese club. Pero utilizando el sentido común, nadie va a pensar que esa decisión le conviene... Porque nadie va a venir a decirle a los griegos que hay una solución alternativa.
—En su última reunión, el Eurogrupo retrasó a julio la confirmación de las ayudas. Según parece, desconfía de Grecia.
—No estuve en esa reunión, pero por lo que sé el mensaje era: «Estamos dispuestos a aplicar soluciones. Pero no queremos darles el apoyo financiero y que dentro de unos días el Parlamento griego vote en contra de la reformas».
—Entonces, si Grecia cae, la próxima ficha en caer puede ser España. ¿Terminarán por intervenirnos?
—Con lo que estamos haciendo, creo que España saldrá adelante sin necesidad de apoyos del exterior.







