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Fernando Fernández, profesor del IE Business School, le desea la mayor de las suertes a Bankia en su salida a Bolsa. La recapitalización del que es uno de los mayores bancos del país se ha convertido en una cuestión nacional, dijo Fernández, para demostrarle al mundo que el problema de las cajas es un mal menor.
Durante su intervención en el Campus Faes 2011, Fernández destacó que de la buena marcha de la salida a Bolsa de la entidad que preside Rodrigo Rato, dependerá el futuro de la recapitalización de las cajas españolas. El éxito o fracaso determinará si el resto de los nuevos bancos que también pretenden captar capital privado en los mercados, podrán hacerlo. El fracaso de Bankia será una señal automática de que las otras cajas tendrán que ser rescatadas con dinero público, recalcó el profesor.
El precio con el que Bankia comience a operar en el parqué madrileño es, ante todo, una cuestión de credibilidad. Si el precio es demasiado bajo, ¿qué posibilidades hay de que el resto de cajas más pequeñas consigan inversores?, se preguntó Fernández.
Los tres problemas del sistema
Tanto Fernández como Luis de Guindos, director del Centro del Sector Financiero de PwC e IE Business School, y ex secretario de Estado de Economía, que también participó en la octava edición del Campus Faes 2011, junto a Jaime Requeijo, catedrático emérito de Economía Aplicada en la UNED, y Juan Velarde, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, resaltaron tres problemas fundamentales en el sistema financiero español.
En primer lugar, la calidad de los activos. No se sabe exactamente cuántos de ellos están en riesgo. De Guindos afirmó que antes de aprobar un decreto ley para la reforma de las cajas tenía que haberse introducido transparencia y claridad en los balances de las entidades para que su valoración fuera real.
El segundo problema, resaltó Fernández, fue el exceso de capacidad instalada en el sector. Poco más del 50% del sistema financiero español eran cajas de ahorros.
Y el tercero son los beneficios esperados. En un panorama donde el mejor de los escenarios indica que España tendrá una tasa de crecimiento del 1,5% para los próximos años, no se puede esperar un incremento significativo de los créditos por lo que los beneficios de los bancos se verán reducidos, apuntó Fernández.
Esto, unido al encarecimiento de la deuda española que repercute directamente sobre la financiación en los mercados de las entidades financieras españolas, provoca un encarecimiento de esta financiación lo que lleva, explicó De Guindos, a situaciones como la guerra de los pasivos.
Todos los ponentes coincidieron, sin embargo, en que el futuro del sistema financiero depende de la política económica del Gobierno y no en exclusiva de la reforma de las cajas. Destacaron que lo primordial es atacar al déficit público, reducirlo hasta el ya famoso objetivo del 6%, para dar credibilidad a los mercados. De Guindos además invitó a hacerse una pregunta fundamental: ¿Son las finanzas públicas sostenibles?
