Los ministros de Economía de los países de la zona euro no se reunirán el domingo, como estaba previsto, sino que se hablarán por teleconferencia hoy sábado para dar formalmente la luz verde a la entrega del quinto tramo del plan de rescate para Grecia. Teniendo en cuenta la premura de los plazos de la deuda griega que está a punto de vencer y que se trata de una decisión que había sido ya tomada, el presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, ha decidido adelantar un día el proceso.
Algunos análisis han dado por hecho que con este gesto los ministros aplazan la discusión sobre el nuevo plan de rescate para Grecia —el segundo— que es el siguiente obstáculo de la tragedia helena, puesto que se constata que el país tampoco podrá salir al mercado internacional de deuda el año próximo como se había planeado cuando se puso en marcha el primero. O cabe pensar también que la reunión del domingo era en realidad para discutir el «plan B» de la UE para el caso en que el Parlamento griego no hubiera podido aprobar el paquete de leyes que se le exigía como condición para recibir los créditos comprometidos por la UE y el FMI.
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha reconocido que Grecia necesitará ese segundo plan, pero también que el país ya ha cumplido su parte de las exigencias de la UE y que ahora le corresponde a los demás países cumplir la suya, desbloqueando su parte de los 12.000 millones de euros que necesita con urgencia.
Las próximas reuniones del Eurogrupo y del Ecofin están previstas para el 11 y 12 de julio, ya bajo presidencia polaca, y en ellas se supone que se habrá avanzado más en los planes para poner en marcha el nuevo plan de rescate. Austria ha indicado que ese segundo plan podría ser de menor cuantía de lo que se había previsto inicialmente (85.000 millones en lugar de los 110.000 que se hablaba en un principio). Siguiendo las propuestas de Francia y Alemania, la banca privada trabaja en las fórmulas para participar en este rescate, comprando automáticamente la deuda que va venciendo, pero a un plazo superior. La banca francesa ha avanzado un plan según el que se compromete a utilizar el 70 por ciento de la deuda vencida para prestarla otra vez a 30 años, e invertir una parte en un fondo de gran calidad que avale nuevos créditos.
