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Con el tacto que merece el adiós de un capitán, Cesc Fábregas prepara su salida del Arsenal con previsible destino a Barcelona. El jugador no esconde su deseo de abandonar el club londinense, pero se impone un respeto a las formas que guardará hasta que la operación se complete: no habrá declaración de rebeldía.
Cesc regresó a Londres y hoy estará en las instalaciones de London Colney, donde el Arsenal comienza su pretemporada. Previa conversación con Wenger, Cesc se ejercitará por ahora al margen del grupo a la espera de un acuerdo que debería llegar antes del domingo, cuando los «gunners» inician su gira asiática.
En su decisión pesan los títulos. Se le ha revelado imposible poner fin a una sequía del Arsenal que se remonta a 2005. Imponderable la decepción de la última campaña, cuando en cuestión de meses pasaron de luchar por cuatro títulos a quedarse con las manos vacías.
Para sellar el regreso a casa, el Barcelona ha subido su oferta inicial, aunque sin llegar a los cerca de 40 millones que reclama el Arsenal.
Los mayores baluartes «gunners» se plantean la continuidad y el cuadro azulgrana entiende que la ocasión es propicia, por lo que la reciente renovación de Thiago Alcántara no será obstáculo. En el último guiño de la novela de folletín que se escribe entre Cesc y el Barça, Xavi agradeció la competencia que puede traer Fábregas al medio campo barcelonista. Todo a expensas de la negociación con el Arsenal, «condenada» a buen puerto.
Mientras tanto, ayer se confirmó el ascenso de Andreu Fontás al primer equipo. El zaguero, que cubrió la ausencia de Abidal, renovó su contrato hasta 2013 con una cláusula de rescisión de 30 millones de euros.
