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Muchos esperaban las jugadas imposibles de Messi, los regates fascinantes de Neymar, la pegada de Forlán, los goles que justificasen la mitad de los artículos que se han escrito en los últimos meses sobre Alexis Sánchez, la clase de Pato, la magia de Giovani, algo de los goles que ha hecho Falcao esta temporada…pero de momento, nada. Este torneo, que tan bien pintaba en el inicio, ha resultado ser tan frío como decepcionante. De hecho, es la Copa América menos goleadora de la historia.
Es cierto que el frío es un factor condicionante, y hace que a los equipos les cueste mucho más entrar en juego. El césped, al menos el de La Plata, tampoco ha ayudado en exceso. Alto y levantado dependiendo de la zona del campo, no favorecía demasiado el juego por abajo. Pero sí es verdad que se esperaba que los equipos tuvieran otro ritmo de juego, con más chispa, más ganas y, sobre todo, con sus estrellas más descansadas.
El problema no está residiendo en fallos, el problema es que los encuentros están siendo demasiado planos, como si el miedo a perder pudiera por encima de buscar la portería contraria. En su primer partido, Argentina, una de las favoritas y que cuenta hasta con siete delanteros en su plantel, apenas generó ocasiones de peligro ante Bolivia.
Nada de nadie
Brasil, otro de los principales atractivos de la competición, se estrelló contra la defensa de Venezuela. Neymar no funcionó, Pato la mandó al larguero, y Ganso estuvo desaparecido. Culpas también para Uruguay. Empató a un gol —y pudo perder— ante Perú. El tridente de delanteros, Cavani, Forlán y Luis Suárez, no funcionó en ningún momento, y Guerrero, único punta peruano, destacó más que ellos. Nada de Colombia. Nada de Ecuador ni Paraguay… Nada de nadie.
Y es que, de momento, la Copa América, que tanto organizativamente como por la calidad de los jugadores pintaba como la mejor de la historia, se está quedado helada. Bien por el frío de los campos, o por un calendario que se alarga demasiado y evita el descanso de los jugadores después de la temporada. Sea como fuere, se echa de menos el gol, la salsa del fútbol.






