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José Mourinho juega al despiste, pero tiene claras sus preferencias. Más allá del guiño que hizo a Adebayor durante la primera rueda de prensa de la pretemporada, por la cabeza del luso pasan dos nombres —Agüero y Neymar— para reforzar al equipo. Lo del togolés solo se contempla como el plan C. Esa misma idea es la que planea en la zona noble del Bernabéu, donde saben que la llegada del argentino o el brasileño dejaría, además, pingües beneficios en las arcas del club.
En esa carrera ficticia, Agüero ya ha igualado a Neymar y no solo por el aroma que ambos están dejando en la Copa América. Harto de ambigüedades, el delantero del Atlético dejó claro ayer que no volverá a vestirse de rojiblanco. «No vuelvo al Atlético. Eso está claro. Ya hablé con el club, hice un comunicado y ahora mis representantes están negociando mi salida del club. El acuerdo no sé cuándo llegará, pero quiero enterarme cuando acabe la Copa América», dijo el delantero, que desautorizó así a su padre, quien hace unos días había insinuado la posible vuelta del Kun al Manzanares.
Con la plantilla cerrada al 90%, en el Madrid encaran la negociación con el Atlético desde la serenidad. Es una situación atípica en el club, acostumbrado a lidiar con las urgencias que conlleva la llegada de un nuevo técnico cada verano. La continuidad de Mourinho ha permitido planificar la plantilla con tiempo y, a falta de un mes y medio para el cierre del mercado de fichajes, el trabajo está casi hecho.
Operación salida
Queda por solucionar la venta o cesión de los futbolistas que se han quedado en Madrid, con los que no cuenta el técnico portugués. Aunque aún queda dinero en caja para la compra del delantero deseado por Mourinho, la idea de la tesorería blanca es financiar esa llegada con el dinero que se consiga de las ventas. En el club se entiende que hasta que no termine la Copa América será muy complicado que pueda cerrarse ninguno de los dos fichajes, así que se quieren aprovechar estos diez días que quedan de torneo para agilizar la salida de los descartados.
Los cuatro casos son complicados, aunque el que más preocupa es el de Pedro León. Quiere quedarse y su negativa a salir hace difícil el traspaso. En el caso de Lass, la traba principal no está en la voluntad del interesado, sino en los 20 millones que el Madrid pide por él. A Drenthe, la carta de libertad no le costaría nada, pero el club aligeraría los casi 2,5 millones que cobra por temporada. La cesión de Canales, con varias ofertas sobre la mesa, parece la operación más sencilla.
