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No ha pasado ni un día desde que la ministra compareció en el Congreso y el Grupo Popular ya ha presentado una moción en la que exigen los cambios en la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) que deben dar un vuelco a la situación de descontrol que acabó con el escándalo de la SGAE.
Para empezar, el PP insta a Ángeles González-Sinde a presentar en un plazo de 3 meses un proyecto de LPI que arregle los puntos calientes del debate. La ministra, que tendrá difícil cumplir el plazo, recibe algunas pistas muy claras sobre las medidas que debe incluir ese texto.
La primera, que se debe crear un régimen de sanciones gradual para controlar a las entidades de gestión, y un sistema de intervenciones temporales calcado del previsto en la Ley de Fundaciones y que ha servido para regularlas con éxito.
La segunda, que la nueva LPI deberá recuperar la limitación perdida del artículo 151.2 por el que las entidades de gestión «no pueden dedicar su actividad fuera del ámbito de la protección de los derechos de propiedad intelectual», una limitación suprimida en 2009 por ley del Gobierno socialista.
Pero el punto más novedoso, y fundamental, es el tercero, en el que el PP quiere que sea creado un «Fondo Nacional para las Artes e Industrias Culturales» bajo el control del Ministerio de Cultura y en cuya administración participen todas las entidades de gestión. La idea, algo revolucionaria, consiste en que todo el dinero recaudado por derechos de autor «cuyos titulares legítimos no hayan sido identificados sirva para financiar ayudas a las artes e industrias culturales, en régimen de concurrencia competitiva». El PP estudió antes esta posibilidad, cuando estaba en el Gobierno, y quienes realizaron las consultas recuerdan que esta idea fue motivo de uno de los más acerbos ataques de cólera de Teddy Bautista, entonces todopoderoso ejecutivo de SGAE.
Por último, el PP ha pedido en su moción que se cree la Agencia Española de la Propiedad Intelectual para coordinar y controlar bajo el imperio de la ley el funcionamiento de las entidades de gestión. También exigen a Cultura que asuma ya el control de la SGAE y audite sus cuentas con rigor.






