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¿Cómo es el verano de un Premio Nacional de Fotografía como Chema Madoz (Madrid, 1958)? ¿Tiene colores esta estación del año para una persona que trabaja obsesivamente con el blanco y negro? Y él, que manipula tantos objetos y obtiene de ellos su dimensión más poética, ¿cuáles de los miles con los que se relaciona a diario metería en la maleta? Las respuestas, a un click de cámara.
—¿Usted es de vacaciones tranquilas o de las de no parar quieto?
—Tranquilidad, por favor… un poquito de tranquilidad.
—Eso significa que en verano, nada de madrugar.
—En vacaciones cambian los horarios. Me sigo levantando en torno a las ocho. Eso sí: a la hora de acostarme siempre me retraso algo más.
—¿Algún rincón favorito al que escaparse?
—Si tengo una cerveza a mano y un libro, cualquier terracita con un poco de sombra se convierte en un lugar ideal.
—¿De mar o de montaña?
—Como madrileño, reconozco que tengo debilidad por el mar.
—Abandonemos Madrid por un rato. ¿En qué ciudad se perdería?
—Me encantan las ciudades y me gusta recorrerlas de arriba a abajo. Puestos a elegir, me quedo con Viena.
—¿En familia o a solas?
—En familia. Es de los pocos momentos que tenemos para compartir.
—¿Cuál es su sonido favorito del verano?
—El del mar.
—¿Y el plato imprescindible?
—Un buen arroz con un montón de amigos.
—Eso lo acompañamos, ¿con qué bebida?
—La más habitual es la cerveza, pero para la noche prefiero una buena caipirinha, aunque no es nada sencillo encontrarlas.
—¿Le puedo preguntar por sus lecturas estivales?
—Tengo entre manos el último libro de cuentos de Marcos Giralt Torrente y «Pregúntale al polvo», de Joe Fante.
—¿Cuál podríamos considerar el verano de su vida?
—Cualquiera de los de la infancia, aunque solo sea por que significaban contar con tres meses de vacaciones.
—¿La banda sonora pertenece también a esa época?
—Es más variada. Va de Rodrigo Leao a Nick Drake, Adriana Calcanhotto...
—Deme algunas direcciones o consejos para disfrutar de un gran día.
—Si nos quedamos en casa, de la televisión escogería alguna serie de humor como «Big Bang Theory». En cuanto a las playas, escogería cualquiera retirada de Almería y alguno de esos maravillosos chiringuitos a pie de playa. Me reconozco un asiduo de ellos. Para quien pase unos días por Madrid, le recomendaría La Tasquita de Enfrente, y si es un bar, podría ser la Ardosa, que lo tiene justo al lado del restaurante.
—¿De qué huye en agosto?
—Normalmente, no gusto demasiado de las aglomeraciones y es algo que evito, a no ser que haya alguna fiesta interesante.
—Termino de hacerle la ficha echando un ojo a su maleta.
—Allí, cinco cosas imprescindibles serían mi leica D-lux3 para tomar algún apunte; una libreta en blanco; un librito pendiente de leer, como «Error», de César Aira; mi i-Pod y un cepillo de dientes.
