Paul Giamatti: «Algo extraño sí debo de ser»

Gracias a filmes como «Entre copas», «Cinderella Man», «El ilusionista», «El mundo según Barney» o «Win win», Paul Giamatti se ha convertido en el actor fetiche del cine independiente, un intérprete que se mantiene en lo más alto sin necesidad de representar papeles de héroe o, ni mucho menos, basados en su físico. Giamatti es un actor de personaje, de los que brindan tres dimensiones a cada papel que protagoniza. Hoy le da un nuevo giro a su talento en «Templario», donde da vida a un rey malvado que disfruta matando a todos los que le rodean.

–¿Por qué decidió interpretar una película que tiene tampoco que ver con sus anteriores trabajos?

–Como cualquier actor me gusta variar y no encasillarme. «Templario» significaba vivir una nueva aventura en la interpretación, pues mi personaje solo monta a caballo y da órdenes de liquidar a todo el mundo. Debo reconocer que no se me presenta muchas veces la oportunidad de interpretar a un monarca. Además, desde hace tiempo quería trabajar con Brian Cox, a quien conozco desde hace 25 años pero con el que nunca había podido coincidir. Él fue quien me dio mi primera clase de Shakespeare.

–¿Qué tal fue el rodaje?

–Estupendo, disfruté mucho entre disfraces y barro (risas). La rodamos en Gales y no dejó de llover durante todo el tiempo. Allí la gente está acostumbrada, pero yo no tanto.

–¿Se preparó el papel de alguna forma?

–Sobre todo leí libros de historia, que es una de mis pasiones. También de espías, porque la historia tiene que ver con ello.

–Muchos de sus personajes, incluyendo éste, son hombres complejos, reaccionarios y de mal carácter. ¿Tiende el público a confundirle con los papeles que interpreta?

–Totalmente, piensa que soy calcado a ellos. Supongo que es algo inevitable. También es mi culpa elegir personajes tan extraños y particulares, así que algo debo compartir con ellos.

La variedad ante todo

–Al menos, en otros filmes da muestras de su buen corazón, como en «Win win», actualmente en cartel.

–Exactamente. «Win win» es otro lujo de película, de verdad. Personalmente creo que Tom McCarthy, su escritor y director, es un genio. Combina drama y comedia a la perfección, y ha logrado un resultado fantástico.

–Y para completar la jugada, su pequeño pero jugoso papel en «Resacón 2». ¿Cómo fue esa experiencia?

–Increíble, recuerdo que la rodamos en Bangkok en pleno diciembre, y Todd Phillips convirtió aquel caos en algo memorable. Es otro director sensacional. Mi personaje, de nuevo, es un tipo borde que aterroriza a los demás. Para mí fue muy divertido participar en este filme, todos los protagonistas son grandes actores y muy simpáticos, y entre ellos hay una amistad genuina.

–Por si fuera poco, ahora rueda «Cosmopolis», el nuevo y esperado filme de David Cronenberg. ¿Qué nos puede adelantar?

–Bueno, es una película muy especial basada en una rara novela de Don DeLillo, un autor que me encanta pero del que no conocía esta historia. El guión es maravilloso, lo puedo asegurar.

–A raíz de la magistral «American Splendor», se ha convertido en uno de los actores más respetados de Hollywood. ¿Alguna vez soñó con estar en el lugar donde se encuentra?

–Con tantos grandes actores en el paro, créeme cuando te digo que me considero muy afortunado (risas). Mi único sueño era poder pagar mis facturas trabajando en lo que me gusta. Como actor siempre me las he apañado para conseguir un papel, aunque es mejor ahora que puedo elegir. Antes de «American Splendor» me veía obligado a decir que sí a todo lo que llegaba a la mesa de mi agente. Pero la inseguridad forma parte de esta profesión, y nos ayuda a desarrollar una piel que nos protege. Nunca sabes qué vas a terminar haciendo, es un oficio con constantes altibajos, pero al mismo tiempo apasionante.

–¿Cuáles son sus expectativas?

–Yo pienso que las expectativas son la madre de las frustraciones, así que no las tengo porque no quiero decepcionarme. Nunca tuve ambiciones claras en ese sentido, solo quería trabajar en el cine y conseguí hacerlo. Soy feliz.

«Templario»

Director: Jonathan English. Intérpretes: Paul Giamatti, James Purefoy, Brian Cox. Nacionalidad: Reino Unido, 2011. Duración: 120 minutos. Hoy viernes 22, estreno.