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Maquillaje, pinzas para la nariz, gorro de látex en vez de la gomina usual, y un bañador que ofrecía la imagen, casi con volumen, de un pez con dientes que amenazaba con salir del cuerpo de las nadadoras españolas. Y lo hizo. El fondo marino surgió en la piscina del Oriental Sport Centre del Mundial de Shanghái gracias a los movimientos alegres, coordinados y, sobre todo, novedosos del conjunto español, que estrenaba vestuario, ejercicio y la última final del campeonato.
Las gotas de sudor tras la actuación se mezclaban con las de agua; esa que salpica, se mete en los ojos, en los oídos, hunde cuando se quiere alcanzar la superficie, eleva cuando el fondo es la meta. Sin embargo, todas estas dificultades pasaron inadvertidas al ver la sonrisa de Ona, Clara, Alba, Andrea, Marga, Thaís, Paula e Irene a salir de la piscina. Sabían que habían cometido errores en las acrobacias, pero estaba asumido, por eso la alegría de la sexta medalla fue igual de grande que con la primera. Además, hay pase directo para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 donde se repetirá esta coreografía. Y antes de la cita olímpica habrá campeonatos preolímpicos en abril y de Europa en mayo, para ir limando los pequeños detalles.
Seis medallas que consigue el equipo español de natación sincronizada en estos mundiales, de siete posibles. Pero más importante que los metales, si es que eso puede ser, es la imagen que ha dado al mundo. Aun con debutantes y grandes ausencias, España ha estado siempre ofreciendo un altísimo nivel, sin perder ni un ápice de la fuerza y la elegancia de tiempos pasados.
Insuperables
Su técnica y su expresividad impresionan a jueces, espectadores y rivales. Rusia ofrece siempre ejercicios de muchísima calidad, con sincronización e interpretación casi perfectas. Y tampoco defraudó en la última final. Con una música rítmica que marcaba los movimientos de las nadadoras, aunque bien pudiera ser al revés, el equipo liderado por Natasia Ishshenko, volvió a exhibirse con en ejercicio rápido y lleno de cambios de velocidades. Y con gran rapidez al modificar las formaciones, como si no costara nada, las rusas eligieron unos elementos que enriquecieron mucho su actuación. No por nada llevan siete medallas, todas de oro, en estos mundiales.
Por su parte, China ofreció un ejercicio de menor envergadura de lo que se esperaba, más soso que otros días. Las chinas eligieron además una versionada música española que no parecía muy adecuada sabiendo que jugaban en casa. En cualquier caso, superaron a las españolas por apenas unas décimas y la séptima medalla, sexta de plata, se quedó en casa.
La anécdota
El equipo de México realizó su ejercicio en dos ocasiones debido a un problema con el altavoz submarino. Ante la falta de música bajo el agua, las entrenadoras mexicanas pidieron repetir la actuación y les dejaron, claro que, después de Rusia, una muy mala posición. Sin embargo, y a pesar del cansancio lógico de las nadadoras, lograron mejorar la puntuación con respecto a la primera vez.