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En solo veinte minutos el Santiago Bernabéu distinguió a uno de los suyos. En solo veinte minutos Mourinho decidió que un jugador tan fino no entraba en sus planes, al menos por ahora... Así, de un manotazo el portugués arrebató el manjar de las fauces del aficionado madridista traspasándole al Getafe, aunque fue con una opción de recompra por si las moscas cuaja en el gran jugador que ya es.
Pablo Sarabia, el exterior del filial madridista, salió ante el Auxerre en la Liga de Campeones. Sustituyó a Cristiano Ronaldo y en esos veinte minutos encandiló a la afición. Rápido, mágico en el uno contra uno, habilidoso y con esa esencia de fino estilista que tanto gusta en el Bernabéu. Ya se sabía de él. En las divisiones inferiores había destacado por su zurda de seda, un estilo de jugador artista pero mezclado con una verticalidad que le convertía en un duro fajador ante las defensas contrarias.
Especialista en los golpes francos, Sarabia se distingue por ser un jugador polivalente, como todos los que saben jugar muy bien al fútbol. Puede desenvolverse por la izquierda de la segunda línea por detrás de un ariete único o como media punta por el centro de la delantera.
En Rumanía ha sido básico moviéndose por el centro justo por detrás de Morata. Ha sido dinámico y vertical pero, además, ha sumado otras virtudes como la de solidaridad a la hora de presionar y bajar a recibir. Juega bien de espaldas y, sobre todo, ha demostrado un gran talento para dar el último pase.
Al Getafe le va a venir muy bien porque fue justo esa parcela en la que el año pasado tuvo carencias dada la irregularidad de otro madridista de postín: Parejo. El Madrid lo recuperaría por seis millones.
