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Análisis
Día 12/08/2011
Coincidirán que la palabra más repetida en los comentarios económicos es volatilidad. Acudo al diccionario. Volátil, adjetivo cuya acepción económica sería: «Dicho de los precios en los mercados financieros: inestables u oscilantes». Sin embargo las cotizaciones no son inestables, son bajistas. Los índices bursátiles mundiales encadenan más de nueves sesiones consecutivas de fuertes caídas. Hablamos de 15 – 20 % dependiendo del país. Se buscan causas: iliquidez, especulación, «stop-loss» u órdenes automáticas de protección, procesos algorítmicos, apalancamientos, derivados.
La clave: ¿Qué está pasando?, ¿Cuál es la causa? Al fin la lógica de mi hija —no me extraña que quiera ser psicóloga— me dice: busca pánico, otro adjetivo remacho. Vuelvo al diccionario: «Se dice del miedo extremado o del terror producido por la amenaza de un peligro inminente, y que con frecuencia es colectivo y contagioso». Efectivamente, como en el incendio de una sala de fiesta: más muertos por la avalancha humana que por el humo o el fuego. Probablemente sólo existe un miedo para el hombre comparable al de perder la vida, perder la bolsa (el dinero).
MIGUEL ÁNGEL BERNAL es profesor del Instituto de Estudios Bursátiles