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El Atlético afronta la Liga sin dos de sus últimos buques insignia, ahora fondeados a miles de kilómetros. David de Gea y Agüero cruzaron el Canal de La Mancha para instalarse en Manchester, aunque en barrios distantes. Juntos, pero no revueltos. Mientras el guardameta ya es el ojito derecho de Ferguson en el United, el delantero busca títulos en el City de Mancini.
Bajas sensibles en lo deportivo, pero sobre todo en lo sentimental, que han irritado a los fieles rojiblancos, especialmente en el caso del Kun. Los 70 millones que han dejado en caja (45 el argentino y 25 el canterano) sirven como consuelo, pero la afición exige un recambio de postín para el punta que, sin embargo, no termina de llegar. Rossi, Osvaldo y el colombiano Falcao figuran en la agenda de un equipo que se ha encontrado con otro inesperado contratiempo durante las primeras sesiones de entrenamiento, la grave lesión que tendrá a Diego Costa seis meses de baja.
Mermado en efectivos, el gol es ahora cosa de Forlán, marginado en la recta final de la última campaña, y Adrián, uno de los nuevos. El ex deportivista ha formado con Reyes una sociedad que apunta alto y que con sus dianas ha permitido al Atlético superar la ronda previa de la Liga Europa.
Con el primer objetivo de la temporada cumplido, Gregorio Manzano afronta ahora el reto de la Liga. El técnico tiene parte del camino recorrido en el Calderón porque ya conoce la casa y las peculiaridades de un banquillo en el que ya se sentó hace siete años. No es la única vuelta al hogar ya que el canterano Gabi regresa al club después de crecer como futbolista en Zaragoza. Miranda, fichado en enero; el repescado Salvio; el portero belga Courtois (cedido por el Chelsea); el defensa Silvio, internacional por Portugal; y el turco Arda Turan son por ahora el resto de refuerzos a la espera de una bomba que haga olvidar al Kun.
Culebrón del verano
El argentino ha protagonizado el culebrón del verano con su fuga al Manchester City, aunque su adiós comenzó a gestarse en diciembre de 2010. Florentino Pérez dialogó con Miguel Ángel Gil para proponerle la contratación del Kun. El mayor accionista rojiblanco le rogó que mantuviera el acuerdo de «no intromisión» entre los clubes madrileños, porque permitir ese trasvase suscitaría un enfado mayúsculo de la afición. Florentino Pérez le dio su palabra, aunque Agüero declaró la guerra por su cuenta sin saber que no tenía paracaídas blanco.
Mal dirigido por sus representantes, anunció un día después de acabar la Liga que se marchaba del Atlético. Su único objetivo era el Bernabéu. Pero sus apoderados constataron pronto que la propuesta madridista no llegaba.
«Nos han traicionado», le dijo un intermediario al Kun para justificar el fuera de juego empresarial que vivía el futbolista. Viajó para disputar la Copa América sin ofertas para fagocitar un adiós que se complicó por su menosprecio al Atlético. Debería haber aprendido de David de Gea, que a sus 18 años se marchó también del Calderón sin decir una mala palabra, con una carta de despedida emocionada que el club publicó. El argentino, por el contrario, se cerró todas las puertas con sus declaraciones. Y el Real Madrid no abrió la boca.
Deprisa y corriendo, sus representantes tuvieron que ponerle a subasta al mejor postor. Volaron a Italia (Juventus, Inter, Milán), Inglaterra (Chelsea, Tottenham, Manchester City) y a Barcelona, en busca de la mejor proposición.
Se acabó la Copa América con fracaso y Agüero debía regresar a los entrenamientos del Atlético, pero no quiso volver al Calderón. Su apoderado, Hernán Reguera, vivió cinco intensos días en Manchester para alcanzar un acuerdo con el City que puso fin al sueño blanco del Kun.







