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Día 16/08/2011
El trágico suceso corrió como la pólvora por el municipio vallisoletano, y en los alrededores de la casa de acogida, un chalé terminado en 2008, se agolpaban los vecinos pese a las medidas de seguridad, pues la zona permaneció acordonada por la Guardia Civil hasta la 13.30 horas. Hasta allí también se acercó incrédulo el marido de la cuidadora para preguntar por lo ocurrido. «¿Pero qué hizo? ¿Es que estaba mal de la cabeza?», se le oyó decir a uno de los agentes que intentaba tranquilizarle. «Cálmese y espere aquí, que ahora se lo cuenta uno de mis compañeros». Mientras. a lo largo de la mañana el trasiego en el número 1 de la calle Almendro fue continuo. Al lugar se fueron acercando responsables de la ONG Mensajeros de la Paz y otras monitoras (siete profesionales se encargaban actualmente de cuidar a los tres niños internos), mientras seguía a las puertas de la casa el coche de la presunta homicida, un Honda azul que había aparcado allí cuando llegó para realizar el turno de noche. Hasta el lugar se acercaron también el presidente de la organización, el padre Ángel, y la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, cuyo equipo de psicólogos intentó atemperar el estado anímico de las otras profesionales, muy encariñadas con los niños. También lo estaban algunos vecinos más cercanos, quienes rompieron a llorar cuando se acercaron a las inmediaciones de la vivienda y confirmaron lo que era un grito a voces. «¿Es verdad que están muertos?», preguntaron a los periodistas que allí se agolpaban. Cuando confirmaron lo sucedido se marcharon del lugar entre lágrimas sin decir una palabra.
