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Un hombre mucho más fuerte de lo normal, casi salvaje y que solo piensa en la venganza. Mientras alcanza su objetivo, asesina a diestro y siniestro, y sin mediar palabra. Así es Conan el Cimmerio, el personaje creado por Robert E. Howard. Esta vez, y tras la película de Arnold Schwarzenegger de 1982, es Jason Momoa quien acaba empapado de sangre en la superproducción en 3D «Conan el bárbaro», dirigida por el alemán Marcus Nispel. El actor norteamericano parece encantado de encarnar a Conan, un personaje que le atrapó cuando, de niño, contempló los cuadros del héroe pintados por Frank Frazzeta. Después, se decidió a leer los cómics: «Es un antihéroe, un hombre que se ha hecho a sí mismo, un pirata, un ladrón». Lo que no hizo para preparar el papel fue recurrir a la película de Schwarzenegger, pues «no estamos haciendo un simple remake».
Jason comenzó su carrera artística en «Los vigilantes de la playa en Hawaii» y ahora disfruta de su primer gran papel: «Llevo diez años como actor y ahora que he llegado hasta aquí, me voy a quedar». También ha sido Khal Drogo en la exitosa serie «Juego de tronos», un personaje que se asemeja al de Conan: es serio, siempre va ligero de ropa y, ante todo, usa la fuerza. Aunque, según Jason, «Conan es más instintivo y no es romántico como Khal. Conan piensa que las mujeres sólo están para tener sexo con ellas».
Eso sí, Momoa quiere dejar bien claro que no es como el macho alfa al que le ha tocado dar vida: «Yo soy muy sensible, muy blandito». Tampoco se define como un fan del cine de acción, y lo que él desea es interpretar comedias y dramas. Entonces, ¿cuál es la razón por la que siempre ha actuado de tipo duro? Observando sus bíceps, parece claro. «Estoy aquí, atrapado en un cuerpo de películas de acción, ¡estoy atrapado en el cuerpo de un bárbaro!», se queja, sin parar de reír. «A mí me gusta el cine que me conmueve, el que te despierta a nivel emocional».
Para convertirse en el cimmerio, Jason ganó unos cuantos kilos de masa muscular: «Tenía que transformar el cuerpo porque, Conan solo habla a través de su espada». Y ya que el personaje carecía de capacidad para la conversación, el actor se esforzó en reflejar sus movimientos: «Yo quería expresar a Conan a través de su manera de ponerse en pie». Para él, lo peor del rodaje no fue ni conseguir esa espectacular forma física ni las escenas de lucha, sino permanecer sobre el caballo con el que recorre el mundo en la película. «Casi me mata dos veces.Sobre él parece que sé lo que estoy haciendo, pero en el fondo me estaba cagando de miedo. Creo que esa ha sido mi mejor interpretación».
Con su sonrisa de joven ilusionado, Jason Momoa nos cuenta su próximo proyecto: será el director y co-guionista de «Road to Paloma», una cinta con la que quiere mostrar su faceta más sensible como contrapunto al bruto de Conan. Pero si la película del guerrero resulta el taquillazo que se espera, el actor podría protagonizar la segunda parte de la saga.






