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Monica Bellucci deslumbró cuando apareció por primera vez en una pantalla de cine. Ahora, a punto de cumplir 47 años (el 30 de septiembre), sigue fascinando exactamente por lo mismo: bella, exuberante, con clase, sensual… En el filme italiano «Manuale d'amore 3», de reciente estreno, aparece algo más rellenita —«acababa de tener a mi hija, hacía apenas dos meses», explica a ABC— y, si cabe, aún más sexy. La María Magdalena de «La Pasión de Cristo» (Mel Gibson, 2004) y protagonista de títulos como «Malena o «Irreversible» encarna, en esta ocasión, a la hija del portero de una finca y el único amigo del personaje que interpreta Robert de Niro. Naturalmente, el actor norteamericano será incapaz de resistirse a sus encantos. ¿Qué hombre podría?
—Es la primera vez que trabaja junto a Robert de Niro. Una experiencia…
—¡Oh!, una experiencia bellísima. Robert es encantador y muy sencillo. Creíamos que era una súper estrella, pero en el rodaje nos encontramos a un hombre muy disponible, generoso, gentil… Y, desde luego, todas las mujeres del plató estaban enamoradas de él (ríe). Es alguien cuyo sex appeal permanece intacto.
—Y Vincent Cassel, su marido, ¿no estaba celoso?
—No (pensativa). ¡Bueno, sí! Celoso de mí, por no haber sido él quien trabajara con De Niro.
—Por cierto, en «Manuale d'amore 3», De Niro habla un italiano bastante bueno.
—Eso prueba, una vez más, su enorme profesionalidad. En la vida real no lo hablaba tan bien, pero trabajó muchísimo para poder interpretar en italiano. Además, en este papel sale una parte suya muy latina a tenor de cómo interpreta al personaje. Transmite mucha dulzura y romanticismo… Es como si «Manuale d'amore» le hubiera hecho sacar una italianidad que lleva en la sangre, en sus mismas raíces.
—¿Dónde rodaron la película?
—En Roma. Cuando la hice, acababa de tener a mi segunda hija. Había parido dos meses antes y le daba de mamar en el set cada dos horas.
—Por eso sale tan guapa. Tiene cara de felicidad.
—(Ríe) La verdad es que, efectivamente, me sentía muy feliz. Ahora la niña ya tiene un año.
—El director Giovanni Veronesi explica que la historia de este filme se centra en un hombre que cree que a él ya se le han cerrado todas las puertas, pero que la vida enseña que siempre se abre una. ¿El amor no tiene edad?
—Exacto, el amor no tiene edad. Esa es una verdad indiscutible.
—La que no tiene edad es usted. ¿Cuál es su secreto?
—(Ríe) Tener suerte sirve muchísimo y a mí la vida me ha hecho regalos bellísimos. El regalo más bonito, mis dos hijas. Creo que cuando una persona es feliz, también se nota por fuera.
—Tiene varias películas pendientes de estreno; entre ellas, «Un été brûlant», que en septiembre competirá en el festival de Venecia.
—Sí, y estamos contentísimos. Es una historia de amor muy complicada. Yo encarno a una actriz italiana que es la esposa de un pintor francés, interpretado por Louis Garrel. La cinta habla sobre una gran dificultad en el amor.
—¿Cree que en algún momento se retirará del cine?
—Por ahora, no. Además, tengo que decir que con la edad los personajes se tornan mucho más interesantes.
