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Tras el multitudinario acto en Cibeles, Kiko Argüello tuvo la amabilidad de conversar anoche con ABC.
—¿En qué consiste el camino neocatecumenal?
—Es una iniciación cristiana, como un redescubrimiento del bautismo. Eso lo hacemos en una pequeña comunidad, dentro de la parroquia.
—¿Está usted satisfecho con los resultados del encuentro vocacional que han celebrado en Cibeles?
—Mucho. Se han levantado cinco mil chicos para ser sacerdotes. Y unas tres mil chicas para la vida religiosa. Sí, sí, los hemos contado.
—¿Cuantos neocatecumenales han venido a la JMJ?
—Hoy había aquí, según la Policía, 300.000 personas, pero propiamente jóvenes neocatecumenales que haya estado en la JMJ han sido 200.000.
—¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de la visita del Papa?
—Nosotros éramos 200.000 y aquí había dos millones, lo que quiere decir que además de los nuestros había un montón de chicos estupendos. Está pasando algo hoy en el mundo y en la Iglesia. Eso nos ha servido para no sentirnos los únicos, ni mejores que otros.
—¿En cuántos países trabajan?
—En 120. Pero lo importante no es el número, es la calidad. Estamos muy contentos porque tenemos familias que tienen diez hijos, doce hijos, y nos siguen tantos jóvenes porque tenemos familias numerosas. Y esos hijos entran todos en nuestra comunidad.
— ¿Cómo ve usted a la Iglesia y a la sociedad españolas desde Roma?
—Como en toda Europa. Está en una situación muy grave. Lo más grave de Europa es la destrucción de la familia. La gente está sola.
—¿Está usted contento con la situación de su movimiento en la Iglesia, o aspira a convertirse en una prelatura personal, como el Opus Dei?
—No, nosotros no queremos convertirnos en nada. —¿Por qué usted no es sacerdote?
—Porque Dios no me ha llamado a ser sacerdote, sino a dar catequesis real, cierta.
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