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El Barcelona quiere más. Hoy intentará engordar su currículo continental con un nueva Supercopa Europea —la cuarta en la historia del club— a costa del Oporto, que llega a Mónaco con el propósito de dar la sorpresa y reencontrarse con el triunfo en esta competición 24 años después. Sería el duodécimo título en tres años de la era Guardiola, el cuarto en Europa (tras las Champions de Roma y Londres y la Supercopa de hace dos temporadas) y el quinto internacional contando el Mundial de Clubes.
El conjunto azulgrana se presenta acuciado por las bajas en defensa —Piqué, Puyol y Maxwell están lesionados—, pero en un buen momento anímico tras vencer al Real Madrid en la Supercopa de España. Sin sus dos centrales titulares, Guardiola tendrá una vez más que armar una defensa de circunstancias. Todo apunta a que volverá a recurrir a Mascherano y Abidal como pareja en el eje, con Alves y Adriano en los laterales, repitiendo la zaga que ya jugó en el Bernabéu hace unas semanas.
«Llegamos bien dentro de las circunstancias», analizó ayer el técnico azulgrana. «Estamos mejor que hace diez días, pero es la competición la que dice el punto exacto en que te encuentras». A Guardiola le preocupa el calor y la humedad que harán a la hora del partido (20.45) y, sobre todo, el mal estado del terreno de juego, pero no quiere que sus jugadores utilicen ninguna excusa. «Hemos jugado a 40 grados y a menos 10, en todo tipo de climas y sobre toda clase de césped, y siempre hemos salido adelante. Se trata de convertir las dificultades en retos».
El Oporto llega a la cita tras un buen arranque de temporada y como líder de la liga portuguesa tras dos jornadas. Su gran peligro se llama Hulk, autor de tres de los seis goles que lleva su equipo en dos partidos.






