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Posee una presencia imponente. Incluso autoritaria. Y de hecho, Steven Soderbergh confiesa que lo eligió para el papel del Dr. Cheever porque impone autoridad. Sin embargo, por muy raro que suene, lo hace con dulzura. En el encuentro que el actor sureño de 50 años mantuvo con ABC en el Hotel Cipriani de Venecia —al que solo se tiene acceso por barco— el intérprete de «Othello» (el primer actor negro que encarnó a ese personaje en la pantalla), la saga Matrix o la serie CSI se mostró muy amable, apacible y risueño. ¿Miedo a los virus y los contagios? Él, ni hablar.
—En «Contagio» usted hace de médico. ¿Tuvo que investigar sobre el tema?
—No, y además mi vocabulario no es tan complicado como el de Jennifer Ehle, que hace de médico de laboratorio. Para mí lo importante era comprender la gran responsabilidad de mi personaje. Es el jefe de todo eso y el que tiene que averiguar qué es y qué no la enfermedad, si se puede hacer una vacuna contra ese virus, la parte práctica y científica. También está la parte política, qué cantidad de información hay que dar y cuánta guardar. Porque en una situación alarmante, tal y como muestra la película, la gente tiende a entrar en pánico. Aquí yo soy la voz de la calma y de la racionalidad.
—«Contagio» une muchas ciudades: Hong Kong, San Francisco, Londres, Atlanta, y a la vez, historias muy íntimas.
—Exacto. Y eso es lo que me gusta, porque por una parte es global y a la vez uno se involucra mucho con lo que le ocurre a los personajes. Tiene una parte casi documental y también parece una gran película comercial. La cámara se fija en pequeños detalles peligrosos que uno se salta.
—Lleva actuando desde niño y ha hecho desde Othello a Matrix, y pronto será Perry White en Man on Steel, sobre el origen de Supermán. ¿Ha cambiado mucho la industria?
—Sí, sobre todo en los últimos 15 años. Es complicado saber si a mejor o peor, porque hay cosas de la tecnología que son maravillosas. Por ejemplo, «Contagio» ha sido rodada con cámaras de alta definición, lo que permite bajar los costes, moverse muy rápido, estar en varias ciudades en un periodo corto y hacer un cine que atemoriza, entretiene y te hace pensar.
—¿Qué director es el que más le ha influido?
—Francis (Ford Coppola). Porque es con el que más he trabajado, ya con 16 años hice «Apocalypse Now». Él me enseñó a improvisar.
—Por último, cuando se estrenó «Pulp Fiction», la gente le decía: «Me ha encantado su película, Sr. Jackson».
—Oh, sí. Me pasaba todo el tiempo, y a Samuel L. Jackson le llamaban Laurence Fishbourne. Creo que ahora ya nos diferencian.