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La planta que provocó la muerte de dos jóvenes crece de forma silvestre en muchos parajes de la Comunidad
Día 05/09/2011
Ya en la antigüedad se la conocía como higuera del infierno, burladora o berenjena del diablo por sus propiedades hipnóticas. El estramonio, la planta alucinógena que provocó la muerte de dos jóvenes durante una fiesta «rave» en Getafe (Madrid) el pasado mes de agosto, crece de forma silvestre en numerosos parajes de la Comunidad Valenciana, cuyo clima reúne las condiciones adecuadas para que florezca y se reproduzca sin intervención de la mano del hombre.
No es difícil encontrarla en cultivos abandonados, escombreras o en las cunetas de cualquier carretera. Tal como explica la conservadora del Banco de Semillas del Jardín Botánico de Valencia, Elena Estrelles, es fácil de distinguir porque «posee unas grandes flores amarillentas acampanadas, que suelen florecer en verano y comienzos de otoño. Además, desprende un olor fuerte y es bastante llamativa. Su fruto es espinoso y puede alcanzar maduro unos hasta cuatro centímetros de longitud y sus semillas son de un color pardo oscuro».
Aunque su presencia puede suponer un grave riesgo para quienes la consumen, Estrelles considera que intentar erradicarla de los campos valencianos sería «una tarea muy complicada, una batalla quimérica, ya que las semillas incluso pueden conservarse durante años» en el subsuelo, antes de volver a reproducirse. Por este motivo, apunta, «a largo plazo puede resultar más sencillo informar adecuadamente a los potenciales usuarios de los riesgos reales de su utilización».
Efectos alucinógenos
Los efectos del consumo del estramonio hacen honor al nombre con el que esta planta era conocida ya en la Edad Media. El doctor Alejandro Huizzi, médico internista del Servicio de Urgencias de la Clínica Vistahermosa (Alicante), advierte que se trata de «una sustancia muy peligrosa, que en grandes dosis puede provocar la muerte o el coma, como les ocurrió a los dos jóvenes fallecidos en Getafe.
Sus efectos físicos abarcan desde una disminución de la secreción glandular y dilatación de las pupilas, que produce visión borrosa, hasta la taquicardia, vértigo, hipertensión que puede desembocar en ictus o infartos de miocardio, vasodilatación cutánea e hipertermia maligna, que causa que la temperatura corporal suba hasta los 42 grados. Más graves aún pueden ser los efectos psicológicos, ya que su consumo puede provocar «alucinaciones visuales y también auditivas muy graves y terroríficas».
Pero en la Comunidad Valenciana también crecen de forma silvestre otras plantas que entrañan graves riesgos para la salud, como la belladona, la mandrágora, el opio o las setas. En este sentido, el doctor Huizzi señala que la intoxicación por setas como la «Amanita Muscaria» puede provocar síntomas anticolinérgicos similares a los del estramonio. En el caso del opio, además de alucinógeno, posee un efecto sedante y placentero y produce tolerancia en el organismo, por lo que el consumidor se siente impelido a incrementar la dosis para experimentar los mismos efectos. En los hospitales es frecuente el tratamiento de intoxicados por su consumo, aunque no por la toma de la planta natural, sino por variantes sintéticas o semisintéticas, como la heroína.






