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Es la santa alianza. Española. Y funciona. Otrora enemigos irreconciliables, Lorenzo y Pedrosa luchan unidos de las manetas para desbancar a Stoner del liderato. Poseen intereses comunes. El mallorquín batalla por conquistar su segunda corona consecutiva de MotoGP. El catalán no quiere que su nuevo colega en Honda le quite el privilegio de ser el primer piloto de la casa. «Espero que Jorge reduzca puntos con Casey», decía Pedrosa hace veinte días. «Dani quiere que el título lo consiga un español», contestó el balear. En Misano, en los dominios de Rossi, Lorenzo triunfó ante el abucheo de los «tifosi» y Pedrosa se encaramó al segundo podio, mientras Stoner perdía nueve puntos respecto a su único rival en esta guerra por la gloria. Al australiano le quedan 35 de margen. Hay Mundial.
Era la última oportunidad de Jorge para poder argumentar que el título todavía es factible. Lleva el número uno y no lo quiere soltar. Las palmadas en la espalda recibidas el año pasado nunca le aburguesaron. No va con su carácter. Siempre fue un luchador. La corona de MotoGP colmó su primer sueño y abrió la ambición de los siguientes: conseguir varios títulos en la cilindrada reina para el motociclismo español. Pretende hacer más historia. Porque es ganador nato. Compite para triunfar. Lo necesita para satisfacer su personalidad. Solo requería una mejoría de su Yamaha para tutear a Stoner. En San Marino supo explotar la nueva mecánica de una máquina algo más potente. En casa de Valentino celebró su tercer triunfo de la temporada para alimentar sus aspiraciones...