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Los incas se regían por tres sencillas reglas: no robar, no mentir y no estar ocioso
Día 09/09/2011 - 09.42h
He estado algunos días en Perú y he tenido la oportunidad de conocer mejor la civilización inca. Un magnífico guía en el Valle Sagrado, situado entre la maravillosa ciudad de Cuzco y el formidable Macchu Picchu, me comentó que los incas se regían por tres sencillas reglas: no robar, no mentir y no estar ocioso.
Ojalá, quinientos años después, respetásemos esas normas de actuación. Por el contrario, nos indignamos cuando los gobiernos intentan ser más eficientes y controlar mejor el gasto en subsidios, aun sabiendo que existe fraude, pero no nos sorprende que un médico nos pregunte de cuántos días queremos una baja médica o que una persona pague gastos personales con la tarjeta de empresa. Queremos ganar más trabajando menos y sabemos que la productividad de nuestro país es baja pero pensamos que no es nuestro problema y que, en todo caso, lo han de solucionar otros. Consideramos normal el alto índice de absentismo de muchas organizaciones y no nos repugna observar, por ejemplo, que los trabajadores por cuenta ajena enferman más que los autónomos o que los empresarios.
Admiramos como héroes a los personajillos de los reality-shows y queremos que suban los impuestos a quienes más ganan, cuando en muchos casos ganan más por un mayor esfuerzo en formación o con más horas de trabajo.
Salimos a la calle para pedir que se respeten nuestros derechos, pero no pensamos en cuáles son nuestras obligaciones. Me conformaría con que empezásemos todos cumpliendo y animando a otros a cumplir las tres reglas incas.
Alebrto Fernández Terricabras es profesor del IESE y director de FINAVES.