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Los ajustes fiscales frenan el crecimiento y las reformas no acaban de arrancar
Día 18/09/2011
Grecia parece haberse convertido en la oveja negra de Europa. Desde 2007, sus cuentas públicas se han deteriorado a marchas forzadas, algo sin duda agravado por las constantes sombras de sospecha que durante años han cubierto al país heleno. Ya en 2004, el entonces ministro griego de Economía, George Alogoskufis, confirmó los temores en una comparecencia parlamentaria: Grecia había mentido para poder entrar en el euro. El «milagro heleno» no existía. Nunca existió, pero los datos falseados permitieron al país cuna de la civilización occidental adoptar la moneda única.
El tiempo pasó, pero las mentiras siguieron. En 2010, un informe de la Comisión Europea acusó a Grecia de irregularidades sistemáticas en el envío de datos fiscales a Bruselas. Mientras, Atenas revisaba su déficit presupuestario de 2008 a un 7,7% del Producto Interno Bruto (PIB), desde el 5% inicialmente estimado, e hizo lo mismo con el previsto para el 2009 a más del 12% del PIB, desde el 3,7% inicial.
Entonces, Grecia se hundió. El 23 de abril de 2010 el Gobierno se vio abocado a pedir el rescate financiero. A cambio, las instituciones comunitarias y el Fondo Monetario Internacional (FMI) supervisarían con lupa las cuentas del país.
A partir de entonces, llegaría lo más duro. Meses de crecimiento desbocado de la deuda y del déficit público, de tensión en las calles, de ajustes difíciles... meses en los que el eco del terremoto financiero en Grecia haría temblar los mismísimos pilares económicos de la UE, ya dañados por la crisis global.
Desde el rescate, la férrea disciplina germánica a la que está sometida Grecia no termina de dar sus frutos. El pasado día 2 de este mes, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, anunció que su país incumplirá el objetivo de déficit para este ejercicio y que la economía se contraerá alrededor del 5%, frente a la estimación inicial del 3,8%. Con ello, puso en entredicho las «optimistas» previsiones de la Comisión Europea, que estima que en 2012 el PIB heleno volverá a crecimientos positivos, la tasa de paro se mantendrá estable y el déficit se moderaría hasta el 9,3%.
En el mercado de bonos, la situación no pinta mucho mejor. La prima de riesgo griega —el sobreprecio de financiación de un país en relación al bono alemán— está en niveles astronómicos, rozando los 2.000 puntos básicos, lo que veta el acceso de Grecia a sus canales de financiación habitual. Y ello pese a que la inyección global de liquidez a los bancos, anunciada el jueves de forma conjunta por el Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense, consiguió que la prima de riesgo griega se relajara ligeramente.







