Acaba de ganar su séptima medalla con la selección —dos oros, dos platas y un bronce europeos, más el título Mundial de 2006 y la plata olímpica de Pekín— pero lo celebra como si fuera la primera. Mientras espera a que su amigo Juan Carlos Navarro acabe de atender a las radios, hace un aparte con ABC, aún en las entrañas del Kauno Arena, donde minutos antes se proclamaba campeón de Europa por segunda vez consecutiva.
—Después de tantas medallas con la selección, dos anillos de la NBA… ¿Cómo sabe este campeonato?
—Cada momento en la vida es diferente y cada campeonato también lo es. Esta es una medalla de oro que, por supuesto, es especial, como todas. Es un campeonato, que cuesta mucho ganarlo. Es un éxito y no por haber conseguido más cosas antes deja de tener valor. Es un sabor diferente.
—Dice que es difícil ganar, pero ustedes hacen que parezca fácil.
—Sí, pero le aseguro que no lo es. Trabajamos duro. Mucho. Tenemos un grupo de jugadores excepcional, portentoso, y aun así no es nada fácil tener el éxito y conseguir los campeonatos que hemos conseguido. Aunque a veces lo parezca, esto no es fácil. España es un equipo que gana y pierde en conjunto. Nuestro discurso es ese.
—¿Ha sido especial este oro para usted después de una temporada complicada con los Lakers?
—Sí, pero el Europeo de Polonia también lo fue y venía de ganar el anillo de la NBA con los Lakers, que era uno de los máximos éxitos que podía conseguir. Este título sabe muy especial porque la temporada no ha ido bien con mi equipo y esto hace que me mantenga en una línea altísima. En un nivel excepcional.
«Pau, una foto con la medalla, por favor». Mientras responde a las preguntas, no dejan de pedirle fotos y autógrafos, pero no borra la sonrisa de su rostro. Se le nota cansado después de tantos días de concentración —casi dos meses sin pasar por casa— y aun así atiende solícito todas las peticiones de las decenas de voluntarios que se acercan hasta él.
—También para Felipe Reyes ha sido un torneo muy emotivo.
—Sí. Estamos muy contentos por él, pero también con toda su familia. Es una familia de baloncesto, que nos ha aportado mucho, y estamos felices por todos. Felipe se merece lo mejor.
—Imagino que también estará contento con el MVP que le han dado a su amigo Navarro.
—Claro que sí. ¡Cómo no me iba a alegrar por él! Somos amigos desde hace muchísimo tiempo. Es un talento descomunal y una persona fuera de lo normal. Un premio merecido, sin duda.
—Una vez que tiene esta medalla colgada, ya solo le queda pensar en los Juegos Olímpicos.
—Lo veo cada vez más cerca. Poco a poco se irá acercando el momento, pero aún no pienso en eso. Quiero saborear y darle el valor y el mérito que tiene esta medalla, este torneo, el trabajo de este gran grupo y luego, cuando se acerque el momento de las Olimpiadas, empezaré a pensar en eso.
—¿Es su último gran reto?
—Por supuesto. Pero no el único. Quiero volver a ganar con los Lakers y venir después a disfrutar de nuevo con esta gente.
