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ANÄLISIS
Día 24/09/2011
JOAQUÍN MAUDO
Tras el informe del FMI de esta semana, ya nadie duda de que la crisis de la deuda va a pasar factura a la banca europea en forma de necesidades de capital. Sin embargo, frente a las supuestas necesidades de 200.000 millones de euros de las que hablaba hace días el Financial Times, la estimación que ha hecho pública el FMI hay que interpretarla con rigor ya que no se trata de necesidades de capital, sino del aumento en el riesgo de crédito que ha tenido lugar desde finales de 2009 como consecuencia de la exposición de la banca a la deuda de los países que más han visto aumentar sus primas de riesgo.
A pesar de esta advertencia, la elevada magnitud del riesgo de crédito pone de manifiesto que un porcentaje de ese riesgo acabará pasando factura en forma de pérdidas, por lo que es necesario recapitalizar a los bancos más expuestos a la deuda emitida por esos países.
Un problema adicional es que la situación de incertidumbre que reina en los mercados y la reaparición de una probable recesión actúan como una losa para que la banca pueda captar capital en los mercados, por lo que tendrá que ser el sector público el que inyecte el capital. Pero el problema no acaba ahí. Como la disciplina del mercado ha obligado a un buen número de países europeos a aplicar políticas de austeridad en el gasto, va a ser muy difícil financiar con deuda pública el proceso de recapitalización, por lo que la única vía que queda es utilizar el reformado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para financiar la inyección de capital.
A la advertencia del FMI se ha sumado la incendiaria declaración del comisario europeo de mercado Interior apuntando la necesidad de que las 16 entidades europeas que aprobaron las pruebas de resistencia por escaso margen (7 son españolas) sean recapitalizadas, algo sorprendente ya que solo han pasado dos meses desde que se publicaran los resultados. Más sorprendente aún es que ninguna entidad sea francesa siendo que son las más expuestas a la deuda griega. En este contexto, la banca española debe completar cuanto antes su hoja de ruta de recapitalización para despejar cualquier duda sobre la capacidad de resistencia de nuestras entidades.
JOAQUÍN MAUDO ES CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA E INVESTIGADOR DEL IVIE







