En Vídeo
En imágenes
Noticias relacionadas
Enlaces
Que Pep Guardiola guarda estima a Joan Laporta es algo natural por tratarse del hombre que hizo posible su llegada al banquillo. Pero que se haya posicionado del lado del ex mandatario en medio de la guerra abierta que mantiene con Sandro Rosell es algo que ha cogido con el pie cambiado a buena parte del club. Rompe con la línea a seguir.
Defiende el técnico azulgrana que Laporta abrió la actual época de gloria y como tal merece respeto. Olvida, sin embargo, una dudosa gestión económica que ha provocado la reacción de la actual directiva. Rosell, que no tuvo más que respetar la herencia deportiva de su predecesor, se ha propuesto romper con ese pasado por el lado más débil. Fuera del campo siempre hubo deslices.
El primer aviso serio lo recibió en junio de 2008, cuando superó por un mínimo porcentaje la moción de censura planteada por dos socios. Era la deriva del segundo equipo campeón de Europa, un momento bajo que le costó algo más del 60% del voto en contra. Quedó en aviso serio, como lo fue la que en su día planteó el propio Laporta al frente del «Elefante Azul» contra Núñez. Parte de su directiva entendió el mensaje y dimitió. Él siguió al frente y su decisión de apostar por Guardiola ha dado resultados de sobra conocidos.
Después llegó la auditoría de Rosell, que no sólo descubrió grandes pérdidas sino gastos cuestionables. Entre ellos 2,6 millones de euros invertidos en seguridad y detectives privados, encargados de hacer un seguimiento de la vida privada de algunos directivos y futbolistas de la primera plantilla en la tumultuosa etapa de Ronaldinho. Comisiones a representantes y caprichos personales también registraron cantidades desmesuradas. El resultado, 79.6 millones de pérdidas, lejos de los 11 millones de beneficio de los que había presumido Joan Laporta a su salida.
A consecuencia de esta gestión, la asamblea de socios compromisarios de 2010 aprobó una acción de responsabilidad con la que reclamará a la anterior junta directiva cerca de 48 millones euros. Eso, añadido a otra demanda vigente, pone en peligro el patrimonio del hoy concejal y diputado del Parlamento de Cataluña.
Guardiola salió en defensa del anterior presidente tras el partido contra el Atlético de Madrid. El motivo puede ser la relación personal que todavía le une con él. Dos días antes, había comido con Laporta y Cruyff, núcleo duro de la oposición a Rosell, El motivo, sin embargo, puede ser también la imagen que proyecta el club con estas batallas internas. Sabe muy bien que este tipo de conflictos puede alterar el vestuario, y confía que la actual junta recapacite en su decisión de depurar responsabilidades con el que fue su presidente.
Mientras tanto Laporta evita pronunciarse en público. Ayer pospuso 72 horas una comparecencia radiofónica que tenía prevista por «motivos personales». El silencio es el último recurso que le queda.
