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«El jugador está tranquilo», afirmó con voz seria Fabio Capello después del revuelo provocado. En la víspera del partido en el que Inglaterra podía sellar su presencia en la Eurocopa, uno de sus capitanes recibía en Montenegro la desagradable noticia de que su padre y su tío habían sido detenidos por su presunta vinculación con una red de apuestas ilegales. Wayne Rooney no daba crédito. De forma indirecta, el apellido del icono de la selección de los tres leones era, a través de sus familiares, el penúltimo en figurar en la ya extensa nómina de futbolistas a los que se ha relacionado con el amaño de partidos. Porque el último de la lista negra fue detenido horas después en la misma operación, el centrocampista del Motherwell escocés Steven Jennings.
En Inglaterra, al igual que en el resto del mundo, existen casas de apuestas legales, pero también proliferan muchas otras que mueven millones de libras y euros desde la más absoluta clandestinidad. «Estamos en guerra contra unas bandas que trabajan como empresas», aseguró el jefe de seguridad de la FIFA, organismo que ha donado 20 millones de euros a la Interpol para ayudar a combatir una lacra que amenaza la pureza del fútbol, donde las apuestas ilegales generan cada año más de 90.000 millones de dólares de ingresos. «La manipulación de partidos es global y muy amplia», advirtió Chris Eaton. Razón no le falta porque las mafias han encontrado negocio también en otros deportes desde hace años.
Alessandro Di Mauro, italiano de Sicilia, se convirtió en 2007 en el primer jugador en la historia del tenis sancionado por apostar. Nueve meses sin jugar y una multa de 40.000 euros, el castigo. No sirvió de ejemplo. Hace unos días, David Savic, serbio de 26 años, ha sido suspendido de por vida por la ATP hace días por el mismo motivo.
Y es que en las casas ilegales de apuestas, los clientes pueden jugarse el dinero a todo lo que uno llegue a imaginar. El nombre del primer goleador; número de jugadores que acabarán el partido; quién recibirá la primera tarjeta amarilla; resultado del encuentro; número de córners... Todo es válido para hacer caja. Oscuro mundo en el que los medios justifican los fines para condicionar los resultados, hasta el punto de usar calmantes para rebajar el rendimiento de un equipo. Así reconoció haber actuado con los jugadores del Cremonese (Segunda división) uno de los 16 detenidos de una red italiana para asegurarse que el marcador sería el deseado. Entre los arrestados, un ilustre, Giuseppe Signori.
Legislación española
Ante una amenaza global, los gobiernos intentan velar por la pureza de las competiciones. La Ley del Juego que rige en España prohíbe apostar a los deportistas y su entorno para evitar amaños. Jugadores, atletas, entrenadores, directivos, árbitros, jueces, accionistas y propietarios, así como sus cónyuges, ascendientes y descendientes en primer grado, tienen «vetado» el acceso a las casas de apuestas. En 2009, antes de que entrara en vigor, el Comité de Competición abrió un expediente sancionador al Rayo Vallecano y al Las Palmas, así como a siete futbolistas, por su presunta participación en una red ilegal.
Preocupación que se extiende al Comité Olímpico Internacional, que equipara el problema con la lacra del dopaje. En Londres 2012, los deportistas tendrán prohibir apostar.
