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Buenas y malas noticias para España, si bien las malas pueden ser transitorias. La primera es que Del Bosque ha recuperado a su pareja favorita de centrales, un puntal básico en el equipo campeón del mundo. La presencia de Puyol en la segunda parte del partido ante la República Checa fue bienvenida por todos, mucho más cuando cerró con siete llaves la puerta de Casillas e incluso se largó una genialidad en el lateral izquierdo con un taconazo-túnel que para sí habrían querido Messi y Cristiano juntos. Con Puyol en el equipo, Íker, tranquilo de por sí, lo está aún más, el medio campo mueve el balón con suma tranquilidad y, más importante aún, Piqué juega con mucha confianza. En resumen, con Puyol en el campo, toda España crece un punto.
El lado oscuro es Fernando Torres. Del Bosque no para de darle oportunidades en un intento desesperado de recuperarle para la Eurocopa, pero no lo consigue. Ante los checos se fue del campo con un solo tiro a puerta en un partido completamente dominado por los españoles. Y el problema es que ya lleva tiempo así. De hecho, se le termina el crédito y se le acaba el tiempo. [Vota: A día de hoy, ¿tiene hueco Torres en el once de españa?]
En el entorno del equipo nacional crece la inquietud porque la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y no se sabe si Torres será recuperable al tiempo que otros delanteros llaman con fuerza a la puerta del seleccionado. Las cifras no le ayudan: en la era Del Bosque, Torres ha marcado un gol menos que Xabi Alonso (10) y sus prestaciones han sido mínimas.
Alrededor de la selección se piensa que el problema es mental. Que el jugador tiene demasiado ansia y que eso le perjudica. Siempre ha sido un futbolista muy autocrítico y saber que no lo está haciendo bien le acaba perjudicando en su rendimiento.
Sin embargo, hay otra teoría que es aún más inquietante: su juego no se adapta al actual fútbol de la selección. Se trata de un delantero explosivo, con muchas posibilidades cuando tiene terreno y espacio por delante para explotar su potencia y velocidad. Lo pudo hacer cuando España era una selección normal, pero tras la consecución de la Eurocopa de Naciones, y mucho más tras la conquista del Mundial, las cosas han cambiado. Y mucho. Ahora todos los rivales, temerosos, se cierran con mil candados. No dejan espacios y los marcajes son más estrechos. Torres no para de correr y de moverse, pero no es un delantero a la vieja usanza, un tanque plan Negredo o un oportunista como Soldado, los otros dos que pugnan por el puesto. Necesita huecos y ahora no los encuentra, por lo que se desespera y se pierde. Es un círculo vicioso en el que no encuentra salida.
Con todo, Del Bosque, paciente, sigue pensando que antes o después aparecerá y, a pesar de todo, parece que está dispuesto a mantenerle en la Eurocopa aunque sea por favores pasados en forma de gol a Alemania.







