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No estaba su tío y, como otras dos veces al menos en este curso, Rafael Nadal echó de menos el ánimo y las indicaciones técnicas desde la grada. Recibió su derrota número trece de la temporada en los octavos de final del torneo de Shanghái. Perdió ante el versátil y joven alemán Florian Mayer por 7-6 y 6-3. La derrota no fue el único frente del día para el mallorquín, que ha abierto un reto fuera de guión contra el fisco inglés.
Nadal había comunicado antes del partido con Mayer su renuncia al torneo de Queens, la antesala de Wimbledon, el próximo año. Y lo hizo sin esconder el ala, con el argumento de razones puramente económicas. «Es muy duro lo que está sucediendo en el Reino Unido con los impuestos —dijo el balear—. Hay un montón de cosas muy positivas, pero esto es muy negativo». Nadal, como el resto de deportistas de alto nivel que trabajan en el Reino Unido, tiene que pagar el cincuenta por ciento de sus ingresos y una tasa extra de la facturación de sus patrocinadores. Conclusión. Dice Nadal: «Pierdo dinero si juego en Queens».
A cambio el español ha elegido el torneo de Halle, que coincide en fechas y está apadrinado por un multimillonario alemán que atrae a las figuras —como Federer y su contrato pseudovitalicio— con suculentos fijos de salida.
«Yo juego una semana en Londres y se llevan el dinero de mis patrocinadores. Eso es mucho», explicó el español, cuyo mensaje fue contundente: «Juego Wimbledon y juego el Masters. Eso es un montón de semanas y un montón de impuestos. Cada vez es más complicado jugar en el Reino Unido».
La Copa de Maestros de Londres se celebrará a partir del 20 de noviembre y Nadal estará allí. Aunque ayer tenía el ceño más fruncido que de costumbre: «Londres es un evento fantástico que me motiva, pero no es la única ciudad en el mundo».






