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Casillas y la plantilla del Real Madrid han curado las fisuras de opinión sobre la vieja guerra arbitral encabezada por Mourinho. Hay jugadores que nunca deseaban hablar de los colegiados -Xabi Alonso, Sergio Ramos-, postura que no significaba que no estuvieran de acuerdo con las acusaciones de su entrenador. "Todo el equipo dejó claro lo que pensaba respecto a los arbitrajes, al igual que el presidente", señala Iker. "Ahora estamos en otra temporada y hemos dejado a un lado aquella situación".
Mourinho ha aceptado los consejos del club. Su batalla con el estamento arbitral, aunque tuviera razones, perjudicaba al Real Madrid. Y ha tomado una posición más prudente. Sus futbolistas también mantienen esa posición de mesura, para no calentar ambientes que solo benefician a sus rivales.
Esas quejas encendían a las aficiones de los adversarios a los que el Madrid visitaba. Los partidos se complicaban gratuitamente. El equipo blanco era recibido de forma muy agresiva. Ahora se ha cambiado el chip. Mourinho no genera polémicas. Las salidas de la presente temporada han sido más pacíficas para el plantel. El enfrentamiento con el Barcelona, el 11 de diciembre, será el termómetro de esta política de serenidad.







