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Del Manchester City no se mueve nadie, encantados cada semana porque el dinero compensa hasta a los que no juegan casi nunca. Lejos de los fichajes de cada verano, sonados ya que desde ahí se agita el mercado con un dispendio de más de 430 millones en los tres últimos años, el secreto de este gigante está en las nóminas, inigualables para la mayoría de competidores que se rinden ante el poder del jeque Sheikh Mansour. Según las últimas listas que se han publicado sobre los contratos de los futbolistas, catorce asalariados del Manchester City estarían entre los cien mejores pagados del planeta, una locura que desata el debate sobre el fair playfinanciero. Así es el lujoso Manchester City, un equipo de números estratosféricos que hoy será el oponente de un Villarreal angustiado porque ya no tiene margen de error en esta Champions.
El rival asusta por plantilla y porque ha empezado como un tiro en la Premier, desafiante desde las alturas, fortalecido a la espera del derbi del próximo domingo contra el Manchester United que tiene a medio país pendiente de lo que ocurra. Nuevos tiempos en Inglaterra, el vecino azul se ha sublevado gracias al dinero y al talento de sus fantásticas estrellas, comprometidas por los ingresos y porque Roberto Mancini por fin ha dado con la tecla una vez ha espantado sus miedos. Además de rico, el Manchester City también juega bien al fútbol.
Puede resultar hasta cierto punto sencillo si se contempla el material, mejorado en cada periodo estival con 150 millones en compras en 2009, 180 en 2010 y casi cien en 2011. Este año ha sumado al proyecto a Clichy, Savic, Pantilimon, Hargreaves, Agüero y Nasri. Más genio y más gastos, pues en los tres años de la era del jeque ya van unos 350 millones en sueldos. Yayá Touré, Carlos Tévez, Edin Dzeko, Mario Balotelli, Kolo Touré, Gareth Barry, Aleksandar Kolarov, Wayne Bridge, Joleon Lescott, David Silva, James Milner, Nasri y Agüero, además del cedido Adebayor, están entre los que más reciben del mundo.
En el recurrente cuadro de altas y bajas, no hay salidas traumáticas porque casi todos quieren quedarse. Surge ahora el conflicto con Carlos Tévez, enfadado con Mancini y que ha estado dos semanas castigado de empleo y sueldo por negarse a jugar en lo que se considera un acto de indisciplina, pero mira la cartera antes de tomar la puerta. Tévez dijo que a Manchester, una vez cumpla su contrato, no volverá ni de vacaciones. Se entiende que ahora está ahí, como muchos de sus compañeros, porque su cuenta no para de crecer.







