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Por uno de esos caprichos del azar que tanto abundan en el fútbol, el Grupo F de la Champions League se ha convertido en un refugio para la redención. Porque en su tabla reúne a dos históricos clubes europeos que necesitan desesperadamente la clasificación a octavos para compensar su mal hacer en sus respectivas ligas nacionales: el Olympique de Marsella y el Arsenal. Esta noche se verán las caras en el Stade Vélodrome marsellés.
El Olympique, nueve veces campeón de la "Ligue 1" —segundo en el palmarés por debajo del AS Saint-Éttiene— y con una copa de campeones de Europa (1993) en sus vitrinas, ha caído hasta el decimoquinto puesto. En diez jornadas ligueras ha ganado un solo partido. Su entrenador, el ex internacional Didier Deschamps, empezó con buen pie al conquistar la liga de la temporada 2009/10. Pero su labor puede empezar a verse cuestionada si se van perdiendo posibilidades en el horizonte.
Aunque el conjunto mediterráneo no viene de sus mejores años —desde la Champions del 93, la única liga que ganaron fue la del debut de Deschamps como técnico—, su coqueteo con los puestos de descenso es demasiado preocupante. Una defensa débil, un juego sin ritmo y una combinación de lesiones —sobre todo la de Gignac, su principal delantero— y sanciones han lastrado su fútbol. Pero se da la paradoja de que han ganado más partidos europeos que franceses —son líderes de grupo gracias a su 0-1 ante el Olympiacos y su 3-0 ante el Borussia Dortmund—.
Un Arsenal sin Fàbregas
Al Arsenal aún le duelen las partidas de Cesc Fàbregas y Samir Nasri —ahora en el Manchester City—, que le daban toda su solidez en el centro del campo y definían su juego. Sin ellos, el equipo —trece veces campeón de la liga inglesa y tercero en el palmarés— está en un decepcionante décimo lugar de la "Premier League". A lo que se une la baja por lesión de otro centrocampista esencial, el galés Aaron Ramsey, y del veterano defensa Ryan Giggs.
Lo único que aún despierta pasión son los goles de Robin Van Persie, su capitán tras la marcha de Fàbregas. Con dos tantos brillantes, fue el protagonista del partido del fin de semana pasado contra el Sunderland (2-1), donde el juego de los "gunners" no convenció demasiado, pero ha despertado optimismo en el técnico Arséne Wenger, puesto que gracias a esa victoria escalaron cinco puestos.
"El Marsella es un buen equipo, pero están bajo presión en su liga, un poco como nosotros, porque no empezaron con tanta fuerza como se esperaba", ha dicho un empático Wenger, que además piensa que el buen rendimiento del Olympique en Champions se debe a que en ésta competición "hay menos expectativas y por tanto menos presión".
Las declaraciones de Deschamps, que se limita a decir que están "trabajando en ello" encierran un tono mucho más pesimista que el de Wenger, que cree que sus jugadores irán a más poco a poco: "La actitud y el espíritu del equipo siguen siendo grandes. La motivación está ahí, y la calidad también".
Con todo, los "gunners" juegan fuera de casa y —a causa de su empate a 1 con el Dortmund— están a dos puntos de los marselleses. Y su rival anhela una victoria que insufle seguridad. Aunque estemos en octubre, los dos necesitan ganar como agua de mayo.
