«Marco es un gran tipo, con un buen corazón y todo un apasionado de las motos», así describía Valentino Rossi a su compatriota y amigo Marco Simoncelli, que ha fallecido este domingo en el circuito de Malasia. Cruento destino. El piloto más rebelde de la parrilla se dejaba la vida tras ser arrollado por las máquinas de Edwards y su amigo «Vale».
Simoncelli creció viendo cómo se agigantaba la figura de Valentino. Y trató de ser como él. Desde el inicio, en carreras de minimotos de Cattolica, su ciudad natal. A los 16 años ya había debutado en el campeonato del mundo de 125cc. Su progresión se frenó. Por eso pidió consejo al «Dottore», que le instó a ser más agresivo, a asustar.
Dio el salto a la segunda categoría en 2006, y dos años después se proclamaba campeón del mundo. Forjó amistad con Valentino, con quién compartía, además del preparador, pasión por las motos. No pudo defender su corona en la primera carrera del campeonato de 2009 a causa de una fractura en el escafoides de la mano derecha que sufrió mientras practicaba motocross junto a su amigo.
La siguiente temporada aterrizaría en MotoGP. Sus maniobras al límite le conllevaron algunos reproches del resto de la parrilla. El accidente con Pedrosa esta temporada le etiquetó como "temerario". Incluso «Vale» llegó a decir que se pasó de la raya. Simoncelli, en una entrevista en ABC, confesó que había pedido perdón a Pedrosa, pero negó ser un piloto agresivo.
La fatalidad ha querido que Valentino haya sido testigo de primera mano de la muerte de Simoncelli. Su rueda trasera derrapó en la curva 11 del trazado de Sepang. No quiso soltar el manillar y se fue al suelo. Sin tiempo de reacción, sin nada que hacer le pasó la Yamaha de Edwards. Y la Ducati de su amigo Rossi.







