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El futuro deportivo de Antonio Cassano es una incógnita. Para hoy se espera un parte médico conjunto de su club y el Policlínico de Milán, donde está internado desde la madrugada del domingo.
El diagnóstico, a falta de confirmación oficial, es un íctus isquémico, una consecuencia de una patología crónica del sistema cardio-circulatorio como la hipertensión arterial, arterioesclerosis o patologías cardíacas. Tras un par de jornadas de tensión, misterio y angustia por la salud del jugador, fue Silvio Berlusconi, dueño del Milán, el que admitió definitivamente en la noche del martes que Cassano había sufrido un íctus, ya en regresión y bajo control. «Il Cavaliere» habló de un problema cardíaco que podría resolverse con una pequeña intervención quirúrgica.
Por el misterio y silencio que en los primeros días hubo en el Policlínico y en el Milán, el caso adquirió una dimensión inquietante, viendo además a la madre en lágrimas y con la angustia en el rostro a su mujer, Carolina Marcialis, ex jugadora de waterpolo, de 20 años, con la que se casó en junio de 2010.
Antonio Cassano, conocido como Fantantonio por su fantasía, el jugador más polémico de los últimos treinta años del fútbol italiano y uno de sus talentos más brillantes, había encontrado este año el camino. Ha renacido con el Milán y se ha convertido, a sus 29 años, en el líder de la selección italiana. Siempre rebelde y anárquico, había sentado por fin la cabeza, con su matrimonio y su hijo Christopher, de 6 meses. Inevitablemente, su sufrimiento de las últimas horas se liga con las dificultades de sus años juveniles, abandonado por el padre basurero, y se concluye que Cassano no ha encontrado jamás la paz. Por eso, ahora que por fin parecía haberla descubierto, todos esperan que, frente a la enfermedad, Fantantonio pueda hacer su mejor regate.
