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Unas veces es Angela Merkel y otras el Banco Central Europeo. Pero son siempre los exabruptos de sus líderes los que impiden a la Unión Europa atajar el origen de su crisis, que se llama Grecia y representa solo el 2% de su economía. La última salida de tono corrió a cargo precisamente de este país. A última hora del lunes, el primer ministro heleno, Yorgos Papandreu, anunció un referéndum para que sean los griegos los que decidan si Atenas acepta o no las condiciones del segundo rescate del país. Y ayer se desató el pánico en los mercados, para bien o para mal los más sensibles a este tipo de mensajes. Las Bolsas de todo el Viejo Continente se desplomaron arrastradas por la banca. Ninguna empresa cerró el día en verde. Las primas de riesgo de los países periféricos se dispararon. E Italia queda señalada.
La Bolsa de Milán fue ayer la que más sufrió la respuesta de Papandreu al acuerdo de los socios comunitario del pasado miércoles, cuando acordaron conceder ayudas a Atenas por 130.000 millones de euros y perdonarle el 50% de su deuda pública a cambio de más recortes. Cayó un 6,8%, con sus bancos en descenso libre. El Intesa Sanpaolo se dejó un 15,8%, Unicredito un 12,44%, Fondiana Sai un 11,50%, Banca Monte dei Paschi di Siena un 10,20% y Banco Popolare un 8,98%.
Y esa fue la parte menos mala para el país transalpino. Su prima de riesgo, que mide la diferencia entre lo que paga a los invesores por sus bonos a diez años y lo que paga Alemania, referente de solvencia, se elevó a 442 puntos básicos, tras abrir el día en 401 puntos y tocar a media jornada los 452 puntos, un nivel al que Irlanda y Portugal tuvieron que ser rescatados. Roma ofrecía ayer a los inversores una rentabilidad del 6,32% por sus títulos soberanos. Eso obligó al BCE a sacar la billetera y comprar deuda pública italiana, como hizo en agosto para salvar a España e Italia.
El terremoto desatado ayer por Grecia no hace más que minar la confianza de los mercados en Italia, al que Bruselas exige más contundencia en sus medidas de ajuste fiscal y que el Gobierno de Silvio Berlusconi no acaba de concretar. Ayer mismo, empresarios y banqueros del país emplazaron al «Il Cavaliere» a «asumir inmediatamente medidas que son necesarias». «De lo contrario, que extraiga las consecuencias y lo haga rápidamente», remata la carta, en la que urgen al primer ministro a actuar o dimitir ante una situación que califican de «insostenible para Italia y los italianos». A última hora del día, Berlusconi telefoneó a Merkel y rindió cuentas, prometiendo «firmeza».
La EBA, en entredicho
Mientras tanto, el bono alemán, con un tipo de interés del 1,76%, reforzaba su papel de valor refugio. Lo que no impidió que la Bolsa de Fráncfort sufriese una caída del 5%. Mirando la cotización de las empresas cotizadas al detalle se pudo ver además que fueron también los bancos los que registraron los descensos más fuertes. Commerzbank retrocedió un 9,42% y Deutsche Bank un 7,97%. Más de los mismo en la Bolsa de París, que cayó un 5,38%. Société Générale se hundió un 16,23%, BNP Paribas un 13,06% y Crédit Agricole un 12,53%.
Y esto se podría interpretar como la prueba de algodón que pone al descubierto que, en contra de lo que dice la Autoridad Bancaria Europea (EBA), no es la banca española sino las entidades francesas y alemanas las más débiles del Viejo Continente.
El supervisor comunitario aprobó el pasado miércoles un plan de recapitalización que obliga a los bancos europeos a conseguir 106.447 millones de euros en un plazo de ocho meses para alcanzar un nivel de capital de máxima calidad del 9%. A los españoles les exige 26.161 millones. Y solo pide 8.844 y 5.184 millones a Francia y Alemania, cuando sus entidades son las más expuestas a Grecia. Las francesas arriesgan 9.800 millones en el Tesoro heleno, y las alemanas 10.250 millones. Las españolas, solo 366, según datos del Banco Internacional de Pagos (BIS).
Quizá por eso la Bolsa de Madrid fue ayer, dentro del caos generalizado, la mejor parada. El Ibex cayó un 4,19%. CaixaBank retrocedió un 5,98%, Popular un 5,43%, Santander un 4,76%, Bankinter un 4,72%, BBVA un 3,99%, Sabadell un 3,75% y Bankia un 1,50%. A diferencia de sus colegas de la eurozona, las entidades españolas no fueron las que más contribuyeron al desplome del índice en que cotizan. A España las malas noticias le llegaron también por el lado del coste de financiación del Estado. Tras cerrar la sesión del lunes en 351 puntos básicos, el riesgo país se disparó ayer a 375 puntos, llegando a tocar los 387 puntos. El Tesoro público paga ya un 5,6% por sus bonos.
Más allá de los «números rojos», el mensaje que ayer enviaron los mercados a los líderes europeos es el de siempre: Grecia, aislada, no asusta. El pánico es a una salida del euro de Atenas y que su quiebra desordenada contagie al resto de países. El cortafuegos se ha establecido en Italia. Si arde Roma, es el fin del euro. Nicolas Sarkozy dixit.







