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Al filo de los setenta, un tercio de su vida se ha consumido en el banquillo del Manchester United, club de tradiciones innegociables que rinde pleitesía eterna a Sir Alex Ferguson bautizando la grada del fondo norte con su nombre, el premio a 25 años de lealtad inquebrantable. El fútbol no se entiende sin este matrimonio que empezó a sembrar en 1986 y que todavía pasea feliz de la mano porque Ferguson (Govan, Escocia, 31 de diciembre de 1941) nunca caduca.
El Manchester United, ahora alterado por el despertar del City, pretencioso vecino que amenaza con una revolución el fútbol europeo a través de los petrodólares, le debe su historia a un entrenador único en su especie que cocinó su impresionante trayectoria desde la paciencia. Llegó a un club nostálgico de otros tiempos en blanco y negro y necesitó siete años para ganar su primera Liga en Inglaterra. Ahora, un cuarto de siglo después, lleva doce y el Manchester United, desde entonces, solo ha dejado de estar tres años entre los dos primeros.
Padre para muchos, técnico de discurso innegociable, alteró los hábitos de un vestuario poco controlado en donde abundaba la cerveza y se enfrentó a los veteranos del lugar. Desde la constancia, avalado por sus buenos números con el Aberdeen, Ferguson marcó el camino del United y nunca se ha torcido. Quien se desvíe, está fuera.
No fue un pelotero de leyenda, nada que ver como delantero si se le compara a su carrera en los banquillos. Hijo de un estibador, enganchado a las carreras de caballos, siempre le gustó la pizarra y ordenar, todo bajo control. En sus discursos, cuentan los que han estado a sus órdenes, no perdona ni una, vehemente e impulsivo, tanto que una vez impactó con una chancla en el rostro de David Beckham sin que tuviera intención de dañar a uno de sus jugadores fetiche, que lució brecha tras el incidente. "Ferguson es la única razón por la que he tenido éxito en mi carrera", confiesa el jugador de Los Ángeles Galaxy. Todo son flores para el escocés en el día de sus bodas de plata, incluso por parte de los medios menos amigos.
Su palmarés es sensacional, casi irresistible. Como jefe del United, ha conquistado doce veces la Premier, tiene dos Copas de Europa (1999 y 2008), una Recopa, una Intercontinental, un Mundialito de Clubes, una Supercopa de Europa, cinco FA Cups y cuatro Copas de la Liga. "Esto es un cuento de hadas", explica el protagonista, emocionado por la efeméride.
Old Trafford venera al héroe hasta el extremo de que los aficionados han recolectado 4.000 libras (4.650 euros) para una pancarta a modo de homenaje. "El sueño imposible de Sir Alex, 25 años", se leía en el estadio del Manchester United antes del partido que les enfrentaba al Sunderland (1-0). Además, fuera del recinto tendrá una estatua conmemorativa.
A Ferguson, personaje de broncas y frases célebres, nunca se le ha cuestionado. Inglaterra respeta la figura del entrenador, mucho más pacientes los directivos, y únicamente se ha tambaleado en dos ocasiones. Los resultados siempre le han dado crédito, tanto que es infinito.