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El primer ministro británico, David Cameron, ha criticado duramente esta mañana la polémica decisión de la FIFA de prohibir que los jugadores de la selección inglesa de fútbol luzcan una amapola en recuerdo a los soldados caídos, durante el amistoso que les enfrentará a España este sábado en el estadio de Wembley. «Me parece escandaloso, espero que la FIFA reconsidere su decisión», ha dicho.
La federación anunció ayer mediante una carta que rechazaba la petición del equipo inglés de lucir una amapola roja sobre fondo negro en sus camisetas por considerarlo un «símbolo político». La flor es un símbolo muy querido en el Reino Unido, en recuerdo a los soldados caídos en defensa de las libertades británicas. En estos días previos al 11 de noviembre, aniversario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial y origen de esta costumbre, una gran mayoría de londinenses lleva la amapola a la altura del corazón.
«Aceptar esta iniciativa abriría la puerta a otras iniciativas similares en otros lugares del mundo, poniendo en riesgo la neutralidad del fútbol», alegaba la FIFA en su carta de ayer. Una negativa a la petición de las autoridades inglesas que ha enfadado al primer ministro. «La idea de que lucir una amapola para recordar a aquellos que han dado su vida por la libertad es un acto político es absurda», ha exclamado David Cameron.
El partido contra España tiene lugar precisamente la víspera del «domingo del recuerdo», el primer domingo tras el 11 de noviembre, cuando el país se detiene para homenajear a los caídos en las guerras. La FIFA ha autorizado la celebración de un minuto de silencio antes del inicio del amistoso, y los jugadores ingleses llevarán un brazalete negro. Pero el episodio tiene visos de convertirse en una escaramuza más de una nación celosa de sus tradiciones frente a los dictámenes de unas no muy queridas organizaciones internacionales.
Jim Boyce, el vicepresidente británico de la federación que preside Sepp Blatter, defiende que «debe de haber un poco de sentido común cuando se reciben peticiones como esta». La indignación crece en el Reino Unido, y podría afectar al intenso ambiente que se espera este sábado en el célebre estadio londinense.
