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En apenas tres años de vida, el gran premio de Abu Dhabi ha cogido vuelo. Su paddock se codea ya a la altura de los más emblemáticos de la Fórmula 1 como tapete para hacer negocios, devolver favores, mover dinero, establecer relaciones sociales y dinamizar la agenda. Mónaco ocupa el top en el ranking a distancia sideral del resto, pero el emirato acorta distancias a bocados. En el paraíso del ver y dejarse ver, la carrera del golfo avanza a grandes zancadas. El fin de semana ha ratificado su estatus como punto de abastecimiento.
Habitual en las carreras que se disputan en el Golfo Pérsico, Su Majestad el Rey estuvo presente en la cita de Abu Dhabi. Deseó suerte a Fernando Alonso, compartió unos minutos con Jaime Alguersuari con el mismo propósito y asistió a la victoria de Hamilton invitado por la familia real del emirato.
Convidados por Ferrari estuvieron en el circuito muchos grandes apellidos de la escena mundial. El alma de los Beattles, Paul McCartney, disfrutó de las carreras y del lujo del país. También el ex futbolista del Real Madrid Ronaldo. El genial delantero saludó a los pilotos brasileños de la parrilla, Felipe Massa, Rubens Barrichello y Bruno Senna, y departió amigable con Fernando Alonso en el campamento de la escudería italiana.
Por el garaje de Ferrari también se vio ayer al ex capitán de la selección italiana Fabio Cannavaro, ahora manager del nuevo equipo de Quique Sánchez Flores —el Al Ahli—, y al entrenador Marcello Lippi. En ese mismo punto disfrutó de la Fórmula 1 Roberto Mancini, el técnico del Manchester City.
A todos les une el potente patrocinio que proviene desde los emiratos árabes. El holding financiero Mubadala era hasta el año pasado uno de los principales patrocinadores de Ferrari, que tiene un parque temático de atracciones en las afueras del trazado. La compañía aérea Ethiad es el primer sponsor del líder de la liga inglesa y uno de los soportes de la carrera de su país.
Abu Dhabi es un destino relativamente cómodo en el mundo viajero de la F-1. Su aeropuerto, o el del cercano Dubai, está bien conectado con las principales capitales europeas. A nueve horas de viaje se encuentra un país exótico y repleto de lujos que provoca atracción por el poder de su economía.
