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Thibaut Courtois (Bree —Bélgica—, 19 años) ha sorprendido en el Atlético en un puesto sensible. Se fue un joven prodigio, De Gea, y llegó cedido del Chelsea este gigante de 1,99 metros que se ha ganado a la parroquia. Políglota total (habla inglés, francés, español, alemán y turco) y tipo sereno, es el objetivo del Madrid hoy en el Bernabéu y el soporte del Atlético. Antes del derbi, habló con ABC.
—Ha caído de pie en el Calderón.
—¿Cómo? No entiendo...
—Que ha triunfado nada más llegar, que se ha ganado a la hinchada a la primera...
—Estoy muy contento de jugar en el Atlético. La gente es muy amable por la calle conmigo y siempre me dan ánimos. En el vestuario me siento cómodo con los compañeros. Aunque no creo que se pueda decir que he triunfado. Estoy siguiendo mi camino. Nada más.
—¿Cómo fue eso de fichar por el Chelsea y al día siguiente ir cedido al Atlético?
—Así fue. Cuando fiché por el Chelsea me hablaron de la posibilidad de irme cedido a mi antiguo equipo, el Genk. Hablamos con los dirigentes del Chelsea y yo prefería España. El Atlético es un club con una gran historia, conocido en toda Europa y me parecía mucho mejor que regresar a mi país. Creo que he acertado.
—¿Qué noticias tenía del Atlético cuando le dijeron que venía?
—Bueno, hace un par de años ganó la Europa League y luego la Supercopa al Inter. Eso no lo consiguen todos los clubes de Europa todos los días.
—En los últimos diez años, la historia se repite: grandes jugadores que aquí no triunfan.
—No conozco esa parte de la historia del club. Veo que el Atlético es un club importante en España, al que se respeta. Cierto es que en la Liga está lejos del Madrid y del Barcelona. Estamos a un nivel parecido al Sevilla, el Valencia, el Villarreal y equipos así...
—¿Sabe que el Atlético alardea de haber sido siempre el tercer club de España por masa de seguidores?
—¿Ah, sí? Ahora el tercero está más o menos repartido con el Valencia. El Valencia también ha llegado muy alto.
—Tiene 19 años, es titular en la Liga, el portero debutante más joven con la selección belga. ¿Qué más quiere?
—Como dicen ustedes y oigo en el vestuario, no me puedo quejar. Es verdad que las cosas me han ido bien en los últimos meses, pero no me olvido de que hace bien poco, algo más de un año, yo era el tercer portero en el Genk. Siempre lo tengo presente.
—¿Es verdad que, por imposición del Chelsea, tiene que jugar el 70 por ciento de los partidos por contrato?
—Eso es mentira. Sé lo que pone en mi contrato y eso es mentira. Si quiere vamos a por él y se lo enseño. No juego por contrato.
—…
—Yo soy deportista y me sentiría fatal si veo que juego muy mal y el entrenador me pone porque lo dice un contrato. Todo el mundo lo vería. ¿Y qué pensarían Sergio Asenjo y Joel (suplentes en el Atlético)? Yo también me enfadaría si no estuviese jugando y lo hiciera un portero por contrato.
—¿Qué le pide Manzano en cuestiones tácticas?
—Siempre me dice que juegue más adelantado, que salga más de la portería. Somos un equipo que trata de defender adelantando la línea y el portero tiene que ayudar en el juego con los pies, anticipándose a los delanteros.
—Tiene un entrenador que vive cuestionado por la afición...
—Pienso que tenemos un buen entrenador. El otro día, contra el Levante, él retocó el equipo en el descanso. Estábamos jugando un 4-3-3 y dijo que había que cambiar por la posición del rival. Organizó un 4-4-2 con los volantes más abiertos a las bandas y provocamos más huecos. Bueno, y ganamos el partido. Alguna influencia también tuvo él.
—Es usted muy alto, pero sabe jugar con los pies. ¿Cómo es eso?
—Puedo manejar el balón con los pies porque el entrenador de porteros del Genk, Martens Guy, me hacía jugar en distintas posiciones. De lateral, para defender y coger velocidad. De centrocampista, para tocar la pelota. Y de delantero, para entender a mis adversarios.
—También es elástico, pese al 1,98...
—Mido un poquito más, 1,99, no es para NBA, pero sí para el fútbol, ja, ja, ja... Si llego a algo es porque no me limité a la portería. Aprendí mucho en el Genk y no me cuesta llegar a los balones por abajo. También es verdad que tengo unos brazos muy grandes y eso ayuda.
—Sus padres fueron jugadores profesionales del voleibol. ¿Qué ha aprendido de este deporte?
—Martens Guy dice que el voleibol me benefició para la relajación y la agilidad de las manos... Yo también creo que me ayudó a mejorar mis movimientos, me hizo mejor portero. En Genk jugaba al voley-playa en una pista cerca de mi casa y eso de rodar por el suelo, de buscar el balón tan abajo, de lanzarte a la arena, te hace ganar mucha flexibilidad.
—¿Qué otros deportes practicó y qué le aportaron?
—El tenis me ayudó en los movimientos laterales. Cuando te das la vuelta y mides 1,99 no es lo mismo que si te giras y eres pequeño. El ciclismo me enseñó la constancia del esfuerzo y me ayudó con la resistencia.
—¿En qué le beneficia y en qué le perjudica pertenecer a una familia de deportistas?
—Me benefició en que conocí el esfuerzo y en que mis padres entendieron que si quería llegar a algo, todos teníamos que hacer sacrificios. Mi padre me llevaba en el coche a entrenarme cada día, perdiendo tiempo de su tiempo. Y también conducía para mis hermanos. Me han beneficiado en todo porque además me han hecho tener los pies siempre en la tierra. No veo ningún perjuicio.
—¿Sabe quién es Molina?
—Me suena, pero no caigo...
—El portero del Atlético cuando ganó la Liga y la Copa en 1996...
—Ah, el doblete, ¿no? Bueno, es que yo tenía entonces cuatro años.
—¿Qué vida hace en Madrid?
—Vivo en Majadahonda, en un piso muy bonito, que está cerca del lugar de entrenamiento y de los restaurantes y los centros comerciales. Madrid es una ciudad agradable en la que se vive muy bien. Estoy feliz aquí.
—¿No vive el Atlético muy obsesionado por el Madrid?
—No creo. Sabemos que el Madrid es un gran equipo, uno de los mejores del mundo, y que nos costará puntuar. Pero vamos con ilusión y fuerza. Vamos a ganar.






