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Ausencia.Está medio mal visto que alguien eche de menos a un jugador por cuestión de respeto al resto. Mourinho no iba a ser menos, pero lo cierto es que la sanción de Xabi Alonso trastocó todos los planes costumbristas del Madrid y nos hizo ver el partido con otro talante y esperando respuestas.Tuvo que gastar en la línea creadora a dos jugadores —Khedira y Lass— para rellenar el vacío que consiguió nivelar Ozil desde una línea avanzada. El Real Madrid abrió más el partido de manera inevitable con un fútbol más perpendicular y veritiginoso, donde la velocidad de Di María —jugador franquicia sin duda— y de Cristiano se dejaron notar. Hoy en día una ausencia tan notable parece que es menos por el fondo de vestuario, pero mejor tenerle cerca siempre.
Calma. Si recuerdan algún enfrentamiento de los madridistas en El Molinón sin tensión máxima, hágalo saber, porque será un hallazgo entre los estudiosos del fútbol. Al toque de corneta salen los sportinguistas cuando ven una camiseta blanca enfrente; por si fuera poco los conduce Preciado, que es un alma metida debajo de cada rojiblanca de sus pupilos. Aprietan o atropellan, pero te pasas el partido mirando a los lados. Mal día para pensar en otra cosa. Abrumó al Madrid con su empeño, y con su empuje hizo que pareciera que el Sporting estaba más cerca en el césped que en el marcador. Los madridistas prefirieron tener la vista y todos los sentidos donde debían para marcar el rumbo hacia la liga. Sin concesiones.
Versátil. Es Lass el chico para todo. Lo hace todo con cierta naturalidad y si bien no un especialista en ninguno de sus cargos , siempre lleva el mono en el maletero; se lo enfunda y a su trabajo. En Gijón fue otra vez medio de contención, como tantas tardes, pero su eficacia y voluntad es innegable. Su voluntad para ejercer de meritorio en cualquier puesto fricciona con su desorden natural, pero acaba por hacerlo todo bien y con premura. De descentrado nada. Ni lo es ni lo pretende, pero su afán por mostrar su esplendor físico le acerca a errar en su puesta en escena. Es un jugador vital como componente de una plantilla competitiva. A todo aquel que se le cruce por delante, le hace saber su identidad. Me lo quedo.







