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El coraje del Betis apabulló al Valencia. Aunque el premio de la victoria se fraguó en el descuento del partido en un Villamarín en el que ya se contaba otra derrota de los de Pepe Mel. Ganaron los verdiblancos diez jornadas después porque creyeron y explotaron su valentía y su descaro hasta el último suspiro. El Betis, en tierras de toreo, hizo bueno aquello de que «hasta el rabo todo es toro». [Narración]
Por ello, en un partido eléctrico, guerrero, veloz, grande, se quedaron los puntos en la casa del equipo que llevaba mucho tiempo sin saber qué era sumar tres puntos. Pudo, sin embargo, el equipo de Emery curar las heridas de la prematura eliminación de «Champions» con oficio, seriedad y un toque de suerte ante ese Betis valiente, descarado, que quiso siempre, pero que se nubló cerca de la meta de Alves en demasiadas ocasiones. Apuraron los valencianos con cuajo hasta la recta final, pero se les escaparon los tres puntos en esos cuatro minutos de prolongación que dio Pérez Lasa y que aprovechó en mayúsculas Rubén Castro con dos goles que destrozaron las cuentas valencianas. [Estadísticas]
Betis y Valencia se marcharon con las espadas en alto al descanso. Bajo la lluvia se planteó un primer acto tremendamente igualado. No hubo goles, aunque sí ocasiones, una por equipo, para Soldado y Santa Cruz. El canterano verdiblanco Pozuelo representó fielmente la habitual imagen del descaro sobre el césped con la que los de Pepe Mel recibieron al cuadro de Emery, que supo gobernar el balón en varias fases del primer tiempo, pero que se vio agobiado a menudo por la presión en su salida del balón por parte del Betis.
Mathieu y Pozuelo ofrecieron una bonita lucha por ganar su carril. Por momentos, pudo la constancia y la velocidad del francés valencianista y, por momentos, el joven andaluz obligó a que Topal, Víctor Ruiz o Dealbert saliesen a la ayuda del galo. En la derecha, Barragán secó a Pereira y ganó la línea de fondo. Igualmente vistoso fue el careo en la medular entre Tino Costa y Topal con Beñat e Iriney.
Sacó el Betis la espada de la presión en el segundo tiempo. El empuje local se sumó a la sensación valencianista de un equipo adormecido, desorientado, asfixiado por el arreón de los de Pepe Mel que mantuvo el Benito Villamarín metido absolutamente en el encuentro. El asedio verdiblanco, sin embargo, no tuvo respuesta positiva, sino más bien desgraciada. Apareció Tino Costa para buscar un pase genial a la espalda de la defensa local, por allí apareció Mathieu cuyo centro lo interceptó Dorado, pero para introducir el balón en su portería.
Final antológico
Golpe duro que llevó a un partido más equilibrado. Con opciones en el juego para unos y otros, pero con los valencianistas por delante en el luminoso. Se mantuvieron serios los de Emery, con oficio, durante muchos minutos, pero se les escaparon los puntos en el último suspiro. Con el noventa cumplido, Pérez Lasa dio cuatro minutos. En el momento en el que la tablilla advertía el tiempo Rubén Castro recogía un centro por la derecha bética para empatar de cabeza. Subidón de emoción en el Villamarín, que estalló cuando con los cuatro minutos cumplidos Juanma asistía de cuchara a Rubén Castro que encaraba y fusilaba a Alves para dar el triunfo al Betis.







