La revolución de Mourinho

Nunca quiso figuritas. Abramovich le ofreció en el Chelsea fichar a grandes estrellas del fútbol mundial y Mourinho siempre se negó. Prefirió jugadores de brega que pudieran hacer sus sistemas «de presión alta». En el Real Madrid mantiene su filosofía. Di María es su mejor ejemplo. Era un futbolista poco conocido en España. El entrenador opina que la Liga se conquista en las salidas y en esos partidos hay que utilizar gladiadores de calidad para soportar la dureza de los equipos locales y rematarlos con la dinamita ofensiva de Cristiano, Higuaín y Benzema. El 2-6 de Sevilla es su última expresión.

Su pensamiento se traduce en resultados. En el campeonato actual solo ha perdido a domicilio en cancha del Levante y ha empatado en Santander. Fracasos que condenaron a Carvalho a la reserva y que dieron paso al reinado de Sergio Ramos en el eje de la defensa, una autoridad que comenzó a demostrar en el campo del Español (0-4). Ahora, un luchador, Di María, hace la misión de Ozil y de Kaká. Y los supera. Trece asistencias de gol suma en esta Liga. Callejón, otro soldado de infantería, cubre la banda dejada por el argentino y marca cada vez que juega. Lass, un corsario, es titular. Y Altintop, el hombre fuerza , comienza a tener sitio en el equipo. Mientras, Khedira, Ozil y Kaká observan la revolución desde el banquillo. Mourinho les ha lanzado una advertencia. Con el nombre no se juega en el Real Madrid.

Las victorias en San Sebastián (0-1), Valencia (2-3), Gijón (0-3) y Sevilla (2-6) han sido exponentes de esta política. El luso presentó en ellas cuatro alineaciones en las que Lass Diarra ya era un fijo y Di María había recuperado su sitio después de una lesión y del desgaste acumulado en la Copa América, que le obligó a realizar una pretemporada tardía.

Cuatro triunfos decisivos

Los difíciles triunfos ante la Real Sociedad y el Valencia demostraron al técnico que el equipo requería de la potencia del francés y del ritmo infernal del argentino. En Mestalla probó el trivote. Y Khedira comenzó a ver que Lass tenía preferencia. Kaká era un suplente eterno. Y Ozil no aportaba el rendimiento necesario. Su titularidad comenzaba a ser discutida.

efe

Ozil y Khedira

El 0-3 en El Molinón confirmó que Mesut no hacía la labor defensiva que Mourinho exigía, un mal funcionamiento que repitió ante el Barcelona y que le condenó definitivamente. Y en Sevilla llegó la revolución. La que el portugués planificaba desde hace tiempo. Había avisado a los titulares «con nombre». No reaccionaron. Y llegó el cambio total de mimbres. Ozil se quedó en la suplencia. Di María ejerció de media punta creador desde el centro. Callejón actuó como interior diestro. Y Lass volvió a sentar a Khedira para jugar al lado de Xabi, como sucedió en el clásico. El 2-6 dio la razón al preparador.

Primero pelea y luego juega

Era la cuarta batalla consecutiva que el Madrid ganaba gracias a una pelea sin fin que frenó los ímpetus de rivales que opusieron una ruda guerra física, hasta que el contragolpe madridista les derrotó. Es la estrategia que el entrenador considera fundamental para vencer en todos los estadios.

afp

Callejón

Hay que hablar claro: Mourinho reflexiona que con Ozil y Kaká en una alineación no habría ganado en ninguno de estos cuatro campos. Y en Sevilla venció sin ninguno de los dos. Incluso Altintop jugó antes que ellos. La fuerza del turco era más necesaria en un enfrentamiento como este.

Es el modelo de Mou. No se casa con nadie. Y funciona. Di María aporta pases geniales y un ritmo de trabajo que nadie puede realizar. Callejón hace goles sin ruido. Y Cristiano, Benzema e Higuaín dan la impronta de clase cuando hay que dar la estocada.

Es la revolución que el portugués dirige para ser campeón. Un estilo que empezó con rotaciones constantes desde septiembre. «Aquí no hay titulares». Callejón y Altintop han seguido el camino de Lass y Di María. Sahin debe aprender de ellos. Y los dos alemanes.